Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 28 octubre, 2011
El miércoles fue un día triste para el fútbol costarricense cuando se juntaron las derrotas de las selecciones en los Panamericanos y en el repechaje pre-Olímpico.
Manda banano, para no citar otro alimento, pero Panamá nos sigue ganando y ganando.
Además, se presentan en el momento unos partidos tan extraños donde desde su arranque se refleja la neta superioridad de un equipo sobre el otro, que aún con el 0-0 en el marcador, el aficionado palpa y siente con mucha facilidad, qué equipo se llevará el triunfo sobre el otro.
La superioridad manifiesta de México sobre Costa Rica se reflejó en el marcador en el minuto 20 y se ratificó 19 minutos después, pero mucho antes del primer gol del artillero Oribe Peralta, el juego se había presentado de una sola cara.
México fue un equipo dominante y Costa Rica un equipo impotente.
En el trabajo de uno y otro se reflejaron diferencias notorias que nos lanzan a una serie de interrogantes de cómo y por qué un equipo que despachó a Brasil, jugando muy bien al fútbol, se presenta escondido, tímido, timorato, arrinconado y limitado en un juego crucial donde se está en disputa de una medalla panamericana.
Dudar hoy en día de los conocimientos y cualidades de Carlos Watson como técnico y estratega es tarea desperdiciada; se le reconocen al entrenador sus credenciales.
Por eso nace la duda de que si aficionados y otras personas legas sin los conocimientos de don Carlos, palpamos desde el primer minuto que México nos aplastaría si no se daban ciertas modificaciones tácticas… ¿cómo no reaccionó nuestro entrenador para darle un vuelco al equipo?
Un punto táctico vital que nos condujo al fracaso fue el aislamiento al que fue sometido Jonathan McDonald; a este muchacho el sistema lo aisló del resto del equipo; fue un punto y aparte. ¿Cómo anotar así?
Y el capitán, Dereck Johnson, un tipo impresionante, de un empaque físico ideal para liderar una zona central en retaguardia, se convirtió en un agresor que siempre fue al choque, a pegar y a botar, totalmente desconcentrado. ¿Cómo nadie lo orientó y lo calmó?
La retaguardia fue un colador, los creativos como Vianney y Dylan se escondieron en los costados y Jonathan aislado, formación partida, gris, limitada, fácil presa de una oncena infinitamente superior. ¿Qué pasó?
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