Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 03 mayo, 2010
Ariel Rodríguez, Cristian Oviedo y Luis Miguel Valle, los tres de titulares.
Pésima señal.
Liga Deportiva Alajuelense tiene dos equipos: el lento y el rápido.
Este rápido es cuando juegan juntos Diego Estrada, Argenis Fernández, Marco Ureña y Jean Carlo Solórzano. Pocas veces lo vimos unido en una alineación, ayer, contra las cuerdas, sí jugaron juntos un buen rato.
A los seguidores de la Liga, les agrada más la alineación rápida, a su director técnico, la otra, la de peso y más equilibrada.
Quizá por esto, conforme se desarrollaba el torneo de verano, jugadores maduros, equilibrados y de nombre, como Oviedo y Scott, les fueron quitando protagonismo a jóvenes como Estrada y Ureña que vieron varios partidos desde la barrera, en tanto Argenis, jamás compró en ese avión, tiquete de titular.
Luis Roberto Sibaja mostró durante todo el campeonato su personalidad; esa tan firme que hizo desaparecer del mapa a uno de los intocables del equipo: Carlos Castro, mostró firmeza al otorgarle la titularidad a Wardy Alfaro; fue leal con Luis Marín y Giancarlo González, pues no los sentó a pesar de que el relevo, Elías Palma cumplía de maravilla en sus ratos de labor. Apostó sin reservas por Valle y Christopher Meneses; Pablo Gabas fue su jugador estelar, pero analicemos cómo en la extensa parte final del camino, prefirió sentar a sus motocicletas y dar paso a sus mangos maduros, pero ayer, al borde del colapso, los convocó a todos, de uno en uno y entraron Solórzano, Argenis y Estrada a juntarse con Ureña, dando el técnico una señal de que, quizá, era este el grupo en el que debió confiar, o darle más minutos para que su barco arribara a buen puerto y no se descarrilara en la penúltima estación.
Alajuelense no entró ayer a ganar; entró a empatar y lo curioso del caso es que el mismo Luis Roberto lo sentenció entre semana: equipo que entra a empatar, pierde. Dicho y hecho, aunque ahora se puedan acomodar los discursos de la debacle.
Queda tiempo para analizar a los finalistas: San Carlos, que ayer escribió historia, que buscó el triunfo y lo amarró y el Saprissa, que, como el Inter en Barcelona, se limitó ayer en Tibás, a jugar con el marcador en Guápiles.
Final inédita, tan inédita como la performance del club de Daniel Casas, un estratega que tocó la gloria.
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