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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 09 septiembre, 2009

Gaetano Pandolfo

Secuencia del descalabro.

Rodrigo Kenton desecha el líbero y el volante de marca; pasa a jugar línea de cuatro y utiliza dos volantes mixtos: Centeno y Borges.

El experimento le da resultado hasta que llega la Copa Oro.

Contra rivales más difíciles, que presionan la cintura y van al ataque, se abre un boquete en la retaguardia costarricense que Kenton tarda en asimilar.

Contra México, en la Copa Oro, el técnico decide alinear a Cristian Oviedo, quien se juega un partidazo; el resto del equipo lo hace bien y empatamos uno a uno en 120 minutos vibrantes y bien jugados.

Un elemento ajeno totalmente a la Selección Nacional ensucia y enturbia el ambiente y el entorno de la tricolor: las goleadas a Liberia Mía y el Herediano.

Un sector de la prensa deportiva poco analítico, improvisado en un sector de ella, donde laboran “jala mecates” convertidos de la noche a la mañana en periodistas, sin experiencia, ni academia, destroza el trabajo de jugadores liberianos y heredianos que también juegan con el seleccionado.

Kenton y sus asesores no saben manejar el entorno y a partir de este momento, el grupo se le va de las manos al entrenador.

Se equivoca en la alineación contra Honduras allá.

Sienta al volante de marca en un partido donde resultan indispensables: Vasco Aguirre alineó a tres en el Saprissa.

La prensa exige sacar nombres e incluir nombres y el técnico la complace.

Pierde autoridad.

El capitán del equipo se le rebela.

En lugar de recriminarlo, lo apoya y se pone la soga al cuello.

Con el rumbo perdido, contra México alinea a Oviedo en juego donde no hacía falta y a Hernández, un futbolista en el que el entrenador no cree. Ahí, Kenton tira la toalla, desecha la idea original, con la que inició su trabajo exitoso y empieza a dirigir a base de emociones e impulsos.

México nos deja desnudos.

El equipo se perdió mentalmente; en el vestuario y en los hoteles, nadie supo manejar y controlar la situación, ni en lo anímico, ni en lo futbolístico.

La tragedia la leí ayer en la prensa matutina.

En El Salvador, cuerpo técnico y jugadores manifiestan que perdieron contra Honduras y México por exceso de confianza.

¡Por Dios!

Ahora sí que no hay nada que hacer…¡Exceso de confianza!


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