Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 13 agosto, 2009
Ibamos a empezar esta nota con una frase.
Honduras no quiso apretar y nos derrotó 2-0, pero lamentablemente, los catrachos decidieron meter el acelerador en el cierre del cotejo y nos apalearon 4-0, para hacer realidad por lo menos en nuestro caso, el pavor que le teníamos a este encuentro.
Ellos, los jugadores hondureños han sido y son mejores que los costarricenses; sin embargo, a lo largo de las historias de los partidos y las competencias, Costa Rica saca marcadores positivos por diferentes circunstancias.
Ayer, se retrató la realidad aunque en forma demasiado aparatosa y ahora sí, nos hemos quedado todos sin ningún argumento para defender lo indefendible y el primero que debe reconocer esos yerros es el director técnico Rodrigo Kenton al que se le ha roto, a mitad del camino la retaguardia y tendrá que ver qué hace para renovarla y por ende, fortalecerla.
El experimento táctico que en su momento aplaudimos, de eliminar el volante de marca tapón, tipo José Luis López, Randall Azofeifa, Cristian Oviedo, para dar paso a los mediocampistas mixtos, casos de Borges y Centeno, se ha hecho añicos y sin sostén en la cintura, los cuatro del fondo se quebraron en mil pedazos como anoche, cuando Wallace, Delgado, Fernández y Díaz se rompieron ante el ímpetu y la fortaleza de jugadores potentes como Pavón, Costly, Izaguirre y Palacios, a los que se unieron anoche por los costados, dos pequeños mediocampistas de llegada, Turcios por la derecha y Núñez por la izquierda que causaron estragos en la defensa de papel criolla.
Jugar sin volantes de marca típicos, como el propio Oviedo y Esteban Granados, que hoy están en la tricolor, le está saliendo oneroso a Kenton.
Entonces, el cuerpo técnico de Costa Rica tiene que parar en seco, de frente y hacer un alto en el camino; se debe, tras esta goleada humillante, rediseñar la estrategia; la cosecha de puntos de la primera vuelta empezó a desaparecer y será imposible vivir de la renta. Ayer ganaron los tres equipos anfitriones; eso está dentro de la lógica en una eliminatoria mundialista, pero lo que deja el camino repleto de dudas, es que jugando así, no vamos a derrotar a México en el Saprissa, un partido que como locales, estamos obligados a ganar.
Supusimos erróneamente que la goleada del Real España a Liberia Mía no iba a pesar en el desenvolvimiento de los seleccionados que la padecieron, casos de Wallace, Fernández y Sirias, pero qué va. ¡Hizo mella!
Honduras nos dio a entender que metía un gol cuando le daba la gana; Ricardo González sacó cuatro hechos; el correcto árbitro mexicano, Marco Antonio Rodríguez, fue el mejor jugador costarricense en la etapa inicial…¡cómo nos ayudó!
Y, a pesar de tantas acciones favorables, nos pasaron por encima como tromba y nos apalearon.
No es hora de lamentos, es hora de reestructuraciones.
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