Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 20 abril, 2016
Quienes siguen mis apuntes saben que soy enemigo de las nóminas repletas de muy buenos jugadores y puede que esté totalmente equivocado. En caso de emergencia o de lesiones, es bueno contar con buena reserva.
Pero, cuando los buenos jugadores están sanos, al director técnico se le convierte en un problema complacerlos al formar la alineación titular y como son futbolistas con trayectoria y peso, es complicado dejarlos mucho tiempo sentados en la banca, porque de una u otra forma se te rebelan.
Como soy seguidor del Alajuelense, me parece que Javier Delgado está en este dilema, aunque de la boca para afuera los entrenadores dicen que es buena la competencia.
La Liga tuvo muy buen arranque de campeonato con una formación que en ataque contaba con Allen Guevara, Diego Madrigal, José Guillermo Ortiz y Andrés Lezcano. Los dos pequeños mediocampistas volaban en la cintura, son explosivos y generaron goles y acciones ofensivas. El “Cusuco” se convirtió en pieza vital del engranaje manudo y Madrigal en su máximo goleador.
Pero, venían empujando figuras como Jonathan McDonald, Pablo Gabas y los hondureños Carlos Discua y Jorge Claros, porque a los jóvenes Josimar Pemberton y Kenneth Dixon no es tan difícil sentarlos.
Entonces, y este es el punto de vista que sostengo, para defender mi posición de que mucho jugador bueno no es conveniente, El “Sheriff”, poco a poco y sin el argumento de las lesiones, fue deshaciendo de la cintura para arriba su formación estelar, para dar oportunidad de jugar “a todos”.
Y es ahí donde se rompen las formaciones y se presenta la irregularidad de los equipos.
En el Alajuelense de hoy, ni Guevara, ni Gabas, ni Claros, ni Discua, ni Lezcano son titulares; todos juegan por ratos y entonces es difícil que una formación mantenga coordinación, ritmo de juego y regularidad.
Yo me formé y eduqué como aficionado al fútbol costarricense, cuando los grandes equipos jugaban todo un largo campeonato con la misma alineación. En Herediano, Saprissa y Alajuelense siempre jugaban los mismos once y hasta se adivinaban el par de variantes de los técnicos en cada partido.
Y desde luego que eran equipos muy superiores a los actuales; los futbolistas necesitan minutos, regularidad, confianza y eso solo lo da el ser titular. Jugar pedacitos de partidos los mata, pierden la confianza y los desconcentra.
Esta ha sido siempre mi manera de pensar.
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