Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Sábado 23 enero, 2016
Las confesiones de Antonio Cassano.
“Cuando llegaba al equipo un director técnico exigente, me le rebelaba; cuando llegaba uno complaciente me hacía la siesta”. Esto confesó a la prensa uno de los más grandes talentos que produjo el fútbol italiano en los últimos 15 años y agregó:
“Solo yo eché a perder mi carrera, pero he sido feliz dentro de mi comportamiento”, manifestó el talentoso número diez de varios clubes italianos, cuya técnica y maravilloso dominio del balón, lo llevó a vestir el uniforme del Real Madrid por breves temporadas.
Antonio Cassano juega hoy para la Sampdoria de Génova, el club que hizo grande a dos íconos del fútbol italiano: Roberto Mancini, hoy técnico del Inter de Milán y Gianluca Vialli, desaparecido del radar de la actualidad.
Cassano desea una última oportunidad de vestir la “azzurra” en la Eurocopa de este año en Francia, pero reconoce que el camino está repleto de espinas y que el técnico de la selección italiana, su tocayo Antonio Conte, tiene repleta la cartera de delanteros para esta competencia. Incluso el mismo Cassano indica que probablemente perdería el puesto con el delantero Lorenzo Insigne, uno de los favoritos de Conte.
La confesión de Cassano abre el debate de las funciones tácticas que debe cumplir en el terreno de juego, el número 10, que se hizo famoso o lo hizo más famoso el legendario rey del fútbol, Pelé.
En el mundo hay miles de futbolistas que juegan con el número 10, pero no sobran los Pelé, Maradona, Platini o Messi. Por cierto, un colega se equivocó al escribir que Juan Bustos Golobio está usando en el Saprissa la legendaria número diez de Álvaro Murillo, Willian Quirós, Hernán Morales y Alonso Solís. Murillito no jugó con la número diez, usó la número ocho, la del Paté Centeno.
Lo que Cassano da a entender es que si usted no es Messi y aunque juegue con el número 10, debe ser un jugador completo y sacrificado en la cancha: no importa que la gaste, pero debe bajar a marcar, ayudar en la cintura y atacar. En mucho por esto, las funciones del 10 están desapareciendo de las formaciones modernas, porque a lo largo de la historia, los famosos “dieces” son jugadores vagabundos en la cancha, no buscan la pelota, no se sacrifican; hacen loco cuando les llega, pero hasta ahí y ahora Antonio Cassano lo confiesa.
“Desperdicié mi talento pero fui feliz”. Para reflexionar, sin duda.
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