Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 04 mayo, 2015
Herediano derrotó al Saprissa en Tibás y de inmediato quedó amarrado el clásico entre morados y manudos para la semifinal.
A Odir Jacques le bastaron un par de entrenamientos para cambiarle la cara a un equipo que estaba destrozado mentalmente, partido anímicamente y caído futbolísticamente después de cargar dos goleadas estrepitosas frente al América de México y la Liga que le costaron la cabeza al anterior entrenador, Mauricio Wright.
El fútbol es un juego muy simple y no debería ser tan complicado. Así lo escribimos en nuestra Nota del pasado viernes, adelantándonos quizá a que el Team, con Jacques al frente, podía dar una lección a varios de sus colegas que justifican malos resultados y derrotas con un canasto de excusas muy ajenas al verdadero juego del fútbol.
Repasen que Odir lo que hizo fue cambiar marca por talento, sentó a Gabriel Gómez y a Junior Alvarado y formó con José Sánchez y José Luis Cordero. Estos dos pícaros mediocampistas se juntaron con Elías Aguilar y la tripleta se acomodó a la espalda de un único delantero, Jonathan Hansen que siempre tuvo compañía. A la espalda de este tridente, Jacques le dio a Randall Azofeifa, jugador curtido en los campos de Europa, rol de liderazgo al lado de Óscar Esteban Granados. Luego, cuatro hombres atrás en línea, pero con salida, porque Myrie y Larín la tienen.
El Team presentó un 4-2-3-1 elástico y sorprendió al Saprissa con dos goles en media hora, que obligaron al timonel morado a replantear el clásico del buen futbol con variantes que equilibraron la confrontación.
Sánchez, Aguilar y Cordero son futbolistas rápidos, inteligentes y técnicos y con estas características refrescaron la cintura del Team, la revivieron, le dieron vida y movilidad.
Saben conducir la pelota en ataque pero igual les alcanzó para presionar la salida de la retaguardia morada y cortar nexos con el binomio de ataque que formaron Ariel Rodríguez y Jonathan Moya.
Al sentar al mexicano Luis Omar Hernández, prácticamente insustituible en época de Wright, el brasileño Jacques se ganó un espacio en la formación y reforzó la cintura con un creativo y no un obstaculizador de fútbol. Por ratos, este Herediano nos recordó al de Marvin Solano con Verny Scott, Esteban Ramírez, el mismo Sánchez, jugadores que aportan al equipo y al espectáculo.
Después de recibir dos goles y cerca de encajar otro par, el ingreso de Deiver Vega equilibró la formación morada y el golazo de David Guzmán metió al Monstruo al partido. Sentado en la grada del estadio porque no tenía permiso para dirigir, Jacques sostuvo el resultado con los ingresos de Cristian Lagos y Josimar Arias, un atacante y otro volante que construye fútbol, de manera que no se atrincheró, ni se encerró a sostener la mínima ventaja, detalle táctico tan recurrente en otros entrenadores.
¡Bienvenido entonces Odir a la fiesta del fútbol!
Apenas llegó, las cosas empezaron a cambiar.
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