Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 10 abril, 2015
Apenas se conoció la alineación del Herediano empezaron las interrogantes.
¿Por qué de titulares Dave Myrie y Gabriel Gómez, suplentes en la mayoría de los juegos del Team en el Verano?
¿Por qué Elías Aguilar sentado?
¿Si el equipo no se piensa atrincherar contra el América y le va a jugar de tú a tú, con dos delanteros, Yendrick Ruiz y Cristian Lagos, quién les va a poner la pelota?
¿Los volantes de marca como Granados, Myrie y Gómez?
¿No es esta función del mismo Aguilar, Esteban Ramírez, José Sánchez o José Luis Cordero, unos que viajaron, otros que se quedaron aquí?
Ahora: se pueden analizar decenas de conjeturas para tratar de comprender la debacle del Team en el Estadio Azteca, pero la realidad es que ningún periodista deportivo, mexicano o costarricense puede decir que fulano o zutano jugaron bien o mal porque no hubo tiempo.
El América metió dos goles en siete minutos, tres goles en 18 minutos y ya tenía empatada la serie global.
Cómo decir con objetividad que en siete minutos Scott, Montero, Hernández, Brown, Nelson, Myrie, Gómez y Granados jugaron mal.
La pregunta más bien es… ¿jugaron?
Se les vino una avalancha encima cuando apenas intentaban acomodarse en la cancha y probablemente girar instrucciones entre ellos para sostener el balón. Cuando a un equipo le meten cinco goles en media hora, la debacle es de proporciones tan escalofriantes que cuesta hacer un análisis individual de qué falló y quién jugó mal.
Quizá, si el remate que Hugo González le detuvo a Yendrick, cuyo rebote Cristian Lagos perfectamente lo pudo depositar en la red, le hubiera dado al juego un guion distinto, porque al menos el Team hubiera tenido tiempo de respirar. Pero se perdió la ocasión en el minuto dos y luego llegó el tsunami.
Derrota humillante y traumática que dejará secuelas.
La estrategia para el juego de vuelta con un 3-0 de colchón fue mal elaborada; el Coloso de Santa Úrsula pesó aunque el cuerpo técnico del Team apunte lo contrario. Un solo detalle muy típico del fútbol marca este evento: todos los rechazos de la defensa herediana a lo que salga. Pocos, por decir que ninguno, quizá Scott y Granados pedían el balón. Al resto le quemaba y en esto pesa el escenario.
Si se planificó algo, que no lo dudamos, no hubo tiempo de elaborarlo; sin embargo, conforme cayeron los goles, no vimos por ninguna parte alguna acción en la cancha, de fútbol o de voz que le diera pausa al drama.
¿Cómo reaccionar si nos meten uno temprano?
¿Qué hacer si nos hacen el 2-0?
Interrogantes que no tuvieron respuestas y esto es responsabilidad de alguien.
gpandolfo@larepublica.net
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