Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 17 enero, 2008
Es un hecho que los periodistas deportivos “jodemos” mucho.
Si el entrenador de la Selección Nacional convoca muchas veces a un mismo grupo de jugadores, lo calificamos de argollero.
Si convoca a más de 80 futbolistas, como lo ha hecho Hernán Medford, lo tildamos de desordenado y de que con esas decisiones, jamás podrá armar un equipo conjuntado.
Desde que Medford asumió las riendas de la tricolor se dedicó a probar jugadores en todos los puestos, convirtiendo las convocatorias, las alineaciones y los partidos en un chop suey que desde luego no ha dado óptimos resultados.
Podemos citar decenas de casos; de cómo el cuerpo técnico viajó de Dexter Lewis a Ricardo González y de Rodolfo Rodríguez a Saúl Phillip; de cómo convocó para un partido a Ricardo Harris, lo alineó contra Haití, el hechicero se convirtió en el mejor jugador del partido y después desapareció de la lista.
Reconociendo, desde luego, que uno no es entrenador, hay decisiones del cuerpo técnico que sorprenden por mero sentido común.
¿Cómo se prepara un partido?
Digamos el último contra Suecia.
Uno supone que el entrenador convoca a los jugadores de acuerdo con un plan estratégico; la convocatoria de los seleccionados tiene que ir acorde con el siguiente rival o el siguiente torneo.
Resulta que Hernán convoca a Cristian Montero, que es líbero y volante de marca, el manudo se lesiona y lo sustituye Marvin Angulo, que no juega la misma posición del lesionado. ¿Es eso planificación?
A los pocos días se repite la historia y el cuerpo técnico reacciona con razonamiento. Queda fuera de la lista Gonzalo Segares y es sustituido por un jugador de su misma posición: Leonardo González.
En la era de Hernán Medford, cada puesto tiene su propia historia; la falta de coherencia por no llamarla improvisación ha sido la principal característica. Los jugadores van y vienen de una convocatoria a otra, de un partido a otro, de un torneo al otro, sin explicación.
Sinceramente lo digo, hubiese preferido mil veces que Hernán fuera argollero y que estos ocho partidos en que Costa Rica no obtiene una victoria, se hubieran aprovechado para foguear a un grupo base y no estar como ahora, que a pocas semanas de que se inicien las eliminatorias al mundial, prácticamente no tenemos nada armado, más que las palabras de justificación vacías de los actores.
A Leonardo González, el mejor defensa izquierdo del fútbol nacional, se le negaron y se le quitaron ocho partidos de fogueo; lo convocaron para el juego ante Suecia y no alineó. A menos que Medford no lo tenga como su titular para las eliminatorias —craso error de ser así—, este jugador y decenas más, no han sido aprovechados por el entrenador para foguearse, unirse y compenetrarse con el resto de los titulares.
En otras palabras, los fogueos han sido un lamentable desperdicio de oportunidades.
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