Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 14 diciembre, 2007
Ninguna de las series semifinales está definida.
En principio pareciera que Herediano y Saprissa llevan las de ganar, pues las dos oncenas pudieron y supieron pescar en mares ajenos, pero en propia tierra no tienen la cosecha segura.
Herediano empató de visita y Saprissa triunfó; el papel aguanta que se escriba que la lógica indica que los dos tienen más de la mitad del pasaporte a la final asegurado. Es cuestión de ganar en casa para los florenses y empatar como anfitrión para los morados.
Sin embargo, la lectura correcta de los juegos de ida no da para tanto; el 0-0 en Desamparados y el 0-1 en Alajuela por lo acontecido en el terreno de juego en los dos partidos, no alcanza para cantar tempranera victoria.
Brujas tiene las condiciones para derrotar al Herediano de visita; el “nuevo” Alajuelense también; al menos esas fueron las señales que los futbolistas de los dos equipos enviaron en los juegos de ida, a pesar de que no alcanzaron el resultado deseado.
Para seguir con la frase que puso de moda Alexandre Guimaraes como técnico de Costa Rica, después de que la Selección Nacional perdió un partido eliminatorio en México, “esa derrota estaba presupuestada”.
Igual de metido en el presupuesto del Herediano estaba el empate de visita ante Brujas, en cancha pequeña e infierno grande.
“En casa las cosas serán distintas”, dijeron las voces rojiamarillas, satisfechas, no todas, con el equilibrio amarrado en el arranque. Y digo que no todos, porque por ahí leímos la molestia de su portero estelar, Ricardo González, por el flojo desempeño de sus compañeros atacantes .
“Nuestra zona defensiva estuvo muy bien, pero no fue justa la recarga en el trabajo”, expresó la figura del juego contra los hechiceros.
Obligado a abrirse en procura del gol que necesita para clasificarse, el Herediano podría dejar abiertas algunas puertas que se mantuvieron cerradas en el Cuty Monge, cuando Javier Delgado adelantó a Mauricio Solís como un primer candado en su vieja posición de volante de contención, al lado de Félix Montoya, un perro de traba que mordió los tobillos de Leandro Gobatto y por si fuera poco, sumó otros seis hombres atrás: Johnson, Arias, Villalobos, Leo, Junior Díaz y Ricardo González.
Difícil sin duda penetrar en esa cerrajería ordenada por Delgado, repleta de candados, quien incluso se reservó a Jafet Soto, decidido el estratega a amarrar en lugar de construir, detalle táctico que no le sirve en su patio.
Herediano no puede jugar en casa con ocho hombres en defensa, porque aún no ha ganado nada; Brujas y Mauricio Wright estarán al acecho, a la espera de las oportunidades para salir de caza y cazar.
Solo un gol necesita Brujas para empezar a sobrevivir; solo un gol requiere la Liga para dejar las cosas igual, pero, dejemos el clásico de vuelta para analizarlo mañana.
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