Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 04 septiembre, 2007
La nueva crisis que vive el Club Sport Cartaginés en el Torneo Apertura, acrecentada por la goleada 4-0 que le propinó el Saprissa el pasado sábado, tiene mucho fondo y no la va a solucionar un cambio en la dirección técnica del primer equipo.
Las raíces del drama son muy profundas y empezamos a señalarlas en nuestra nota del pasado fin de semana cuando priorizamos que el problema del Cartaginés es más mental que futbolístico y realmente lo que reflejan sus jugadores en la cancha, es consecuencia de un estado anímico pobre y desbalanceado que se deriva de situaciones muy peculiares en ese club y que se dan fuera del terreno de juego.
Cartaginés suma ya muchas temporadas nutriéndose de jugadores que son desechados, separados, vendidos o cedidos por otros equipos; unos por indisciplina, otros por mala calidad y otros que son buenos futbolistas pero no caben en la nómina regular del equipo grande, que entonces decide prestarlos o transferirlos.
Además, una crónica mala situación económica a lo interno del club, no permite que la junta directiva monte un proceso y forme a lo largo de tres, cuatro o cinco temporadas un buen equipo.
Varios entrenadores, el último Ronald Mora, lo han intentado, han arrancado con una planilla prometedora y al año siguiente se les desarma.
Ya citamos el caso patético de cómo el Cartaginés se quedó sin media cancha, cuando se marcharon de una sola vez, Solórzano, Jiménez, Alfaro, Alonso y Sirias.
Antes se marchó Danny Fonseca, después Carlos Díaz y ahora se escapó Max Sánchez, ¿y saben qué es lo peor? ¿Qué hemos escuchado a jugadores decir días antes de firmar con Cartaginés?... que si por ellos fuera jugarían en Carmelita, Santos o San Carlos, pero es mejor la paga en el club brumoso.
O sea, les gustaría más jugar con Carmelita, pero salarios de ¢400 mil al mes o menos ya no les sirven y se van al Cartaginés a ganar quizá el doble, aunque mentalmente no desean estar con este equipo.
Esta forma de pensar no la pueden resolver ni el “Macho” Mora, ni Geovanny Alfaro si de nuevo se hace cargo del primer equipo. Es un drama que tiene mucho fondo y hemos escuchado miles de veces la necesidad y urgencia que tiene el Cartaginés de formar un equipo únicamente con jugadores nacidos en esa tierra, para que se “maten” en la cancha y se sientan orgullosos de sus raíces, así como lo hacen, por ejemplo, Andrés Sanabria y Esteban Granados.
Fuera de la cancha hay mucho por hacer en este club; el Cartaginés necesita revitalizarse; no puede ser que solo siga ahí como símbolo del equipo el gran amigo Miguelito Calvo, siempre ayudando al club y por allá sentado en la gradería Asdrúbal Meneses.
Urge recuperar a iconos como Leonel Hernández, Fernando Jiménez, Alexis Goñi, Fernando Marín, Magús Brenes y decenas más para verlos en el estadio y que le den vida a la institución. Es necesario salirse de las brumas.
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