Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 23 febrero, 2009
Las viejas tácticas de Juan Luis Hernández de nuevo dieron dividendos, eso de viejas es en mucho porque pocos técnicos las utilizan pero, mientras den resultados y se ganen partidos con ellas, bienvenidas sean para aquellos a quienes sirven.
Sacrificar a un futbolista talentoso como Andrey Campos, su mejor arquitecto en la construcción, ordenándole marca específica sobre Carlos Castro, carrilero izquierdo, no deja de ser ocurrente.
Apenas al minuto 25, sustituir a Ignacio Aguilar por un segundo volante de marca, Sergio Martínez, para duplicar el cerrojo ya existente de Albán Gómez sobre Ariel Rodríguez, apunta a amarre en lugar de soltura.
Mandar a Carlos Rodríguez a seguir por toda la cancha a Yendrick Ruiz, igual es riesgoso; el juego presentó acciones en que la Liga entró por el carril izquierdo ofensivo como Pedro por su casa, aprovechando que Rodríguez perseguía a Ruiz por el otro costado.
De nada de esto se aprovechó la Liga.
El propio Juan Luis lo dijo al final del cotejo: primero aseguro el partido; después, lo gano.
Un 5-4-1 con marcas específicas habla más que mil palabras, pero el 1-0 al final del partido favorable al Cartaginés, bloquea el más reflexivo de los análisis.
Ganó Cartaginés al Alajuelense en el Fello Meza; los brumosos amanecen como líderes del Grupo B y nadie se va a acordar del planteamiento táctico de su estratega.
¡Vale y cuenta el resultado!
Jiménez con Hernández. Villalobos con Solórzano. Rodríguez con Ruiz. Campos con Castro. Granados con Oviedo. Seravalli con Herrera. Gómez con Rodríguez.
Gómez y Martínez con Rodríguez.
Lógicamente, Patrick Pemberton dándose un baño de sol en toda la primera parte.
Hernández Fuertes amarra a un rival mediocre, gris, sin ideas; sin talento; una Liga opaca que refleja el trabajo opaco de su entrenador.
Un equipo donde sus dos mejores hombres son los volantes de marca, Oviedo y Rodríguez, que la recuperan, la tocan, la pasan, buscan espacios y no los encuentran.
Un equipo sin línea delantera.
Un equipo insulso, ordenado y sin pimienta.
Un equipo donde sus dos arietes no hicieron siquiera un remate a gol.
Un equipo donde después de cada jornada, cabe menos el manoseado discurso de su mentor táctico, de que no se reactiva por “su juventud”.
Todos los entrenadores que van a enfrentar a Juan Luis, saben lo que les espera: la vieja táctica, la fea, la mezquina, la huraña; el amarre; el bloqueo; la contención; de manera que se debe preparar la estrategia para deshacerse de esa ferretería de candados y llaves en los entrenamientos previos.
No se puede llegar al Fello Meza a especular, a jugar un partidito ordenadito, con el equipo bien paradito, cuando urge idea, fantasía, talento, ritmo veloz, movimiento y de todo esto, nada nada mostró la Liga.
Entonces, justa y correcta la victoria del Cartaginés.
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