Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 20 enero, 2009
Danny Hayling logró en su larga y fructífera vida de 81 años cosas muy grandes: no es cualquier pelotero el que firma un contrato profesional para ir a jugar béisbol a Estados Unidos con los entonces legionarios Dodgers de Brooklyn en la década de los años 50, etapa de tiempo que vivió la rivalidad entre estos Dodgers y los Yanquis de Nueva York.
Duke Snider contra Michey Mantle; Roy Campanella frente a Yogi Berra; Sandy Koufax ante Whitey Ford.
Me imagino a aquel joven lanzador de 24 primaveras, lanzando para Kentucky y maravillando a sus seguidores con 18 victorias al hilo, en sus ratos libres metido en el viejo coliseo del barrio marginado de Brooklyn, aprendiendo del juego espectacular de estos maestros.
Ascendió como meteoro, porque Danny era un fuera de serie y a finales de los 50 se instaló en la antesala de las Grandes Ligas, lanzando para Buffalo en triple A, donde sumó 22 victorias.
A punto de dar el paso a la Gran Carpa, fue cazado por los “scouts” del béisbol profesional mexicano y el lanzador limonense se lució con la casaca del Aguila de Veracruz, puerto donde el tico fue un ídolo; en 1963 lanzó 55 juegos consecutivos.
En 1968, Hayling se retiró del béisbol y regresó a sus raíces, su natal Limón, donde residió desde entonces.
Danny Hayling Shaw, miembro de la Galería del Deporte, jamás se olvidó de su tierra, por eso, sus funerales en la Catedral de Limón reunieron a las fuerzas vivas de toda la provincia que supo reconocerle su pasión por el terruño.
Suman decenas los atletas nacidos en Limón que emigran y si logran descollar en alguna disciplina deportiva, olvidan su cuna.
Danny, el más grande los grandes; el que llegó más largo; el que voló más alto, jamás se olvidó que un 5 de octubre de 1927 vio la luz en el Puerto y que 81 años después, sus cenizas volaron también por los aires del Atlántico.
Jugó béisbol profesional en Panamá, República Dominicana, Cuba y Puerto Rico, en Nicaragua hizo vibrar el alma y la sangre de los fanáticos de Granada que lo amaban como si hubiese nacido ahí.
Una anécdota retrata esta comunión, cuando un periodista deportivo granadino promocionó una serie así: “los lanzadores estelares para este fin de semana son: el sábado Danny; el domingo por la mañana Hayling y por la tarde “El tico”. En esa ocasión el limonense lanzó 23 entradas en menos de 24 horas.
Hayling fue el lanzador estelar de la Selección Nacional en series mundiales en Colombia y Nicaragua y en Centroamericanos en Guatemala.
Atleta de elite; grande entre los grandes; deportista inmortal; nunca dejó que la fama diera paso en su vida a la arrogancia; a la soberbia y por eso, después de triunfar y de ser héroe desde el montículo de novenas enormes en todo el continente, Danny Hayling se fue a refugiar a su querido Limón, donde ahora sus cenizas vuelan entre el mar, las nubes y el cielo.
¡Adiós inmenso pelotero!
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