Nota de Tano: ¿Animó Keylor Navas a Loris Karius en Kiev?

¿Animó Keylor Navas a Loris Karius en Kiev?

Impresionante, dramático, cómo se quebró emocionalmente el joven portero alemán del Liverpool, Loris Karius, terminado el juego final de Champions en el que, para su mala fortuna, regaló dos de los tres goles al Real Madrid.
Destrozado anímicamente, el guardameta caminó despacio y llorando hacia la multitudinaria “barra” de los ingleses a pedirles perdón, abrazado a su uniforme y golpeándose su corazón.
Las cámaras de la televisión enfocaron diferentes ángulos del festejo. La fiesta madrileña, la desgracia inglesa; los abrazos entre Zinedine Zidane y sus pupilos y el llanto de los discípulos del “larguirucho”, Jürgen Klopp, quien caminó como sonámbulo de un lado a otro de la cancha, repartiendo consuelos.
Sin embargo, me quedé esperando la escena que más deseaba ver y qué no sé si se produjo.
Quería ver a Keylor Navas abrazando a Loris Karius, levantándole el ánimo, motivándolo y compartiendo con su colega de posición la desgracia. La escena, si se dio, no se transmitió.
Nadie mejor que Navas para meterse en la piel de Karius y nadie mejor que Keylor para conocer de memoria, que la fatalidad que acompañó al meta del Liverpool, puede arribar a su puerto en cualquier momento.
Si en el juego del fútbol hay una posición expuesta a la desgracia, es la del portero, que no puede fallar, que no puede errar, “lujo” que se les permite hasta a los más grandes jugadores de esta disciplina.
Es bueno analizar dentro de la desgracia de Loris, la grandeza de Keylor, porque el meta costarricense, en la propia Champions, ha cometido errores y ha permitido goles, pero hasta ahí.
Jamás se derrumbó, nunca llegó “la segunda torta”, que hubiese propiciado la derrota del Real Madrid y consecuentemente la eliminación en Champions.
Con nervios de acero, metido en el partido, ante miles de miles de espectadores y como lo hemos narrado antes, jugando al lado de sus propios enemigos, los periodistas españoles, Keylor Navas jamás se hundió en los juegos de esta Liga, incluso los más complicados y con su categoría, sus paradas y desvíos, evitó vivir el drama que acompañó a su colega alemán del Liverpool.
De verdad, qué bien se hubiera visto y qué hermoso hubiera sido, observar a Keylor levantar de las cenizas a Loris en el Olímpico de Kiev. Puede que el gesto se dio, pero no lo vimos.
gpandolfo@larepublica.net

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