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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 05 septiembre, 2017

Gaetano Pandolfo

La Selección le regaló al “Macho” su partido soñado

De nuevo le sonó la flauta a Óscar Ramírez y otra vez la víctima de la orquestación fue la selección de los Estados Unidos.
El “Macho” les clavó 4-0 a los pupilos de Bruce Arena, en el juego de ida de la Hexagonal mundialista; el rival se sacó el clavo en la semifinal de Copa Oro, pero de nuevo Costa Rica repite receta y derrota en juego histórico y memorable 2-0 al cuadro de las barras y las estrellas, en una noche mágica en el Red Bull Arena de Nueva Jersey, teñido con la bandera patria en cada uno de sus rincones.
El estratega de la Selección Nacional no renunció a su estilo, a su forma de parar el equipo en la cancha, con su planteamiento táctico preferido: 5-4-1 con un par de ajustes que le dieron dividendos, aparte del derroche, el coraje, las ganas y la sangre que le metieron todos los jugadores al cotejo.
¡Qué estimulante es ver a 11 jugadores yéndole a todas, no dando un balón por perdido y metiendo “pata” de la buena!
Hubo un ajuste táctico que resultó fundamental y fue el trabajo que hizo Christian Bolaños. Si bien es cierto para los ojos de los aficionados la Tricolor tuvo tres enormes figuras: Kendall Waston en defensa, David Guzmán en cintura y lógicamente Marco Ureña en ataque, la misión táctica que le ordenó don Óscar a Bolaños fue vital para que el equipo no se partiera.
¿En qué sentido?
Que Cristian jugó en las dos aceras y fue tan compañero de Ureña en ataque, como de Bryan Ruiz en la mitad del campo. Mientras la línea de cinco en retaguardia, se jugó un partidazo, idéntico a la Costa Rica de Pinto de Brasil 14, Christian Bolaños fue el encargado de que Costa Rica jugara como un acordeón, que iba y venía, que presionaba al rival y también se atrincheraba y que cuando atacaba, no se veía a Ureña tan solitario. Las dos anotaciones de Marco nacen de servicios exactos que le filtran Ruiz y Guzmán cerca de su espalda. No fueron pases largos, fueron servicios cortos que demuestran cómo el equipo atacó también en grupo.
El otro detalle táctico que permitió el desarrollo de este partidazo de la Sele”, no fue tanto un ajuste, sino la revitalización y la inyección de picante, vértigo y velocidad para marcar y para volar de los cohetes laterales Gamboa y Oviedo.
Cuando Christian y Bryan se sueltan, Costa Rica es otra cosa, muestra otro rostro, es otro equipo, de manera que Óscar Ramírez tejió su partido soñado y todo le salió perfecto.
¡Bienvenido su éxito; se lo merece!
gpandolfo@larepublica.net

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