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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Sábado 04 abril, 2009

Gaetano Pandolfo

Díganme si no hay más de un loco dirigiendo fútbol desde los escritorios.

Siete millones de dólares le pagaron al sueco Eriksson en México por sus diez meses de “trabajo”.

¡Dichosote!

En el ámbito de la Concacaf, es sin duda uno de los fracasos mejor pagados de la historia.

¿Quién firma este tipo de contratos tan absurdos, estúpidos e ilógicos?

Dirigentes fanáticos con cero capacidad de análisis.

Hace poco nos enteramos de que un dirigente de la Federación Costarricense de Fútbol sacó de su bolsa una millonada de colones para cancelar un premio a los jugadores que lograron la clasificación al Mundial alemán.

Supusimos que era un asunto doméstico… pero qué va.

Lo hizo por orgullo personal, por ego y vanidad.

Quiso ser, y así lo manifestó, el primer federativo que, según él, clasificaba al fútbol criollo a dos Copas del Mundo y para eso motivó y pagó.

Los futbolistas felices de encontrar estos vanidosos “paganinis”; como muerto de la risa debe estar hoy Eriksson, quien se marcha de México con 4 mil millones de colones ticos en su maletín, que sin duda le van a servir de mucho para sus publicitadas aventuras amorosas con carajillas de la farándula europea en las que le gusta “invertir”.

¡Qué linda es la vida!

Un dirigente fanático firma un contrato leonino con un técnico de renombre en Europa, pero que estamos seguros, no sabía absolutamente nada del fútbol de Concacaf, zona para la que fue firmado a laborar.

El entrenador fracasa y el dirigente queda obligado a llenarlo de billete.

Indirectamente, este orgasmo de dólares (7 melones), hará brincar en la alcoba de gozo simulado, a más de una modelo portada en las revistas del corazón del Viejo Continente, “clientas frecuentes” del sueco.

Sin duda que nadie sabe para quién trabaja.

Se fue Eriksson y llegó don Javier Aguirre, el director técnico más honesto y más respetuoso del mundo; mi admirado Vasco; el entrenador que constantemente ponemos de ejemplo por su forma de comportarse antes y después de los partidos que juegan los equipos que dirige.

Técnico intachable, decente, educado, transparente, crítico de su propio trabajo; amigo de la verdad; jamás con excusas, leal con sus futbolistas.

En cada jornada que un equipo entrenado por Javier Aguirre pierde, el mundo del fútbol y sobre todo sus colegas, reciben una lección de responsabilidad, de coherencia, de justicia de parte del técnico mexicano.

Es el profesional al que en más ocasiones le he escuchado decir: “el partido lo perdí yo, no mis jugadores y no lo perdí por el árbitro; lo perdí porque lo planifique mal o lo perdí porque erré en la alineación o en los cambios o lo perdí porque el rival fue superior”.

Ojo Costa Rica, porque con el Vasco, México ganará mucho en la hexagonal eliminatoria y podrían complicarse un poco nuestras aspiraciones.


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