Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 16 septiembre, 2008
Tácticamente siempre resulta interesante hacer la lectura que Juan Luis Hernández ordena en el Cartaginés. Ya analizamos su planteamiento contra el Saprissa y ahora nos tocó observarlo el domingo frente al Alajuelense, que no fue tan pegajoso como el utilizado ante los morados, pero siempre curioso.
Cuando el técnico del Cartaginés le ordena a su defensor derecho Carlos Rodríguez que se le pegue en marca personal todo terreno al delantero de la Liga, Jean Carlo Solórzano, se supone que la formación brumosa está perdiendo a un jugador. Puede ser como dicen los detractores de Juan Luis que en el fútbol moderno ya estas tácticas no se utilicen, pero al entrenador brumoso esas opiniones le valen un comino y lleva razón. Lo que vale es el resultado final y el Cartaginés le sacó un empate de visita a los dos grandes del balompié criollo.
Ordenarle a uno de sus jugadores perseguir por toda la cancha a un rival, no es un asunto del fútbol moderno pero estratégicamente da resultados. Además, hubo otra marca personal, la de Mauricio Montero a Leslie Ramos.
Y también se ordenaron parejitas más disimuladas: Villalobos-Gabriels; Seravalli-Myrie; Granados-Civit; Mudarra-Sills; Madrigal-Oviedo; González-Víquez. El único jugador libre en la formación brumosa fue Martín Arriola.
Ahora…¿qué fue lo que pasó?
Que el director técnico del Alajuelense, Marcelo Herrera, perdió todo el primer tiempo sin descifrar el sistema del Cartaginés. O, quizá, prefirió sacrificar esos 45 minutos para en el vestuario, ordenar las modificaciones que por cierto, las hizo muy bien.
Cuando Juan Luis le ordena a Rodríguez pegársele a Solórzano, pierde un jugador, pero, esa ventaja táctica el entrenador rojinegro no la aprovecha. Y decimos que se pierde porque se está utilizando a un futbolista solo para una cosa, situación que en un deporte colectivo no deja de ser compleja.
La lógica indica que al centro delantero rival lo debe marcar el defensa central rival, es decir, Villalobos Chang va por Windell y Arriola por Solórzano; Nassar por Bill González y Lula Montero por Edmar, pero no fue así. Juan Luis corrió a su defensa derecho a perseguir a Jean Carlo y abrió a Montero a pegársele a Leslie Ramos, detalle táctico que no aprovechó en toda la primera parte el Popeye Herrera.
Entonces, cuando al final del partido el argentino dice que su equipo perdió y regaló todo el primer tiempo, en el error o el desacierto se debe incluir él.
En el descanso, Herrera ordena las correcciones tácticas correctas. Mete a Giancarlo González y juega línea de tres en defensa, de manera que por los dos carriles se adelantan Myrie y Víquez. Además, su mayor acierto, le entrega la conducción del equipo a Juan Ignacio Sills, quien pasa a la cintura y se juega un segundo tiempo espléndido y también ingresa un tercer delantero, Guillermo Guardia, quien confunde la marca de Montero, al salir Ramos. Sigo mañana.
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