Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 04 septiembre, 2008
Antes de entrarle al partido del sábado contra Surinam, queremos cerrar el capítulo del porqué el país no exporta porteros.
Aunque la lección después de la gran actuación de Gabelo Conejo en el Mundial Italia 90 parecía ser la necesidad de contratar a formadores del primer mundo en los diferentes campos del adiestramiento futbolístico, los dirigentes “pensaron” otra cosa.
Entonces la plata que empezó a entrar más generosamente vía publicidad y “profesionalizó” nuestro juego de bola, se destinó en su mayor parte a salarios cada vez más altos para jugadores llenos de defectos técnicos, mientras que se encargaron las ligas menores a ex jugadores retirados, muchos de ellos sin suficiente capacitación universitaria, por ser más baratos que especialistas extranjeros como el italiano que le enseñó a atajar a Gabelo.
El resultado: han desfilado por la selección porteros prometedores, pero con defectos que no fueron corregidos a tiempo. Cierto es que los países importadores no se fijan tanto en guardametas, pero si son buenos igual los han comprado. En Inglaterra hemos visto atajar a estadounidenses, canadienses y trinitarios, por citar ejemplos de Concacaf.
Un defensor puede no ser demasiado técnico, pero quizás baste con que marque bien —Segares—; un volante puede ser “quitado” para la recuperación, pero si tiene talento lo contratan —Ruiz—; un delantero puede ser “tieso”, pero mientras meta goles, se le perdona —Saborío—.
En cambio, un portero con algún defecto notorio difícilmente saldrá porque en este puesto no se perdonan fallas.
Para citar a los mejores del país, nos parece que les falta un poco de pulimento para triunfar fuera de nuestras fronteras.
Siempre hemos defendido a Ricardo González como uno de los mejores en el medio nacional, pero está claro que tiene serios problemas con los “globitos”, sobre todo cuando tiene que caminar hacia atrás; Alvaro Mesén nos parece que siempre ha soltado muchos balones; Erick Lonnis le criticó a Dexter Lewis su falta de potencia en las piernas; a Wardy Alfaro le falta corpulencia; Keylor Navas tiene problemas para calcular balones aéreos y Alfonso Quesada juega un partido excepcional, pero luego dos regulares y otro par malos y en fin, esos son los mejores…
Y si nos remontamos a los sucesores inmediatos de Conejo, Hermidio era un felino bajo los palos, pero un indefenso gatito fuera del marco; a Lonnis le costaba lanzarse abajo a la izquierda y no era muy bueno con los pies, aunque no tan “tortero” como Porritas, a quien devolverle una bola era sinónimo de peligro —¿verdad, Marín?—. Además, a José Francisco le costaba usar las tenazas y quizás sobreutilizaba el recurso del puñetazo.
Entonces nos preguntamos si contratando a un italiano como el que entrenó a Luis Gabelo otro gallo cantaría… ¿Se imaginan a un “Porritas” atrapador y con buen juego de pies? Se hubiera perdido de vista.
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