Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 22 agosto, 2008
Lo que más me agradó del equipo de Rodrigo Kenton fue que propuso; la Selección Nacional tocó bien la pelota y mostró muy buenas intenciones.
El solo hecho de juntar en una misma alineación a jugadores talentosos como Borges, Centeno, Solís y Ruiz, cuarteta inimaginable en las formaciones de Medford, le dio a Costa Rica otra cara y diferente perfil.
Hemos visto decenas de partidos de la Selección con diferentes entrenadores, donde quedamos ayunos no solo de volumen de juego ofensivo, sino incluso de buenas intenciones.
¿A qué llamamos buenas intenciones?
Es cuando el futbolista propone, cuando se le observa la intención de ejecutar algo bueno en la cancha; una maniobra inteligente, como aquel servicio mágico de Walter a Alpízar en el minuto 58, que lo puso cara a cara con el portero Miguel Montes, desaprovechado por el ariete.
Sin embargo, y esto fue lo que nos agradó del equipo de Kenton, este servicio magistral de Centeno no fue un hecho aislado. Rescato un par de servicios verticales, profundos y al hueco, de Alpízar y Celso que Bryan no pudo enganchar dentro del área cuando el pase había superado la barrera defensiva rival.
Me agradó, dentro del desaliñado campeonato nacional y en el entorno de tan flojos partidos de la Selección en etapas recientes, analizar a un equipo que “abusó” del pase vertical ofensivo, paquete que incluye el primoroso servicio de Wallace a Alonso Solís que lo deja con ventaja en el área, para que el equilibrista ejercite las maniobras que terminan con la falta de penal de Pacheco y el gol de Saborío.
Costa Rica fue un equipo que tocó, propuso y remató; remató en dos ocasiones Saborío y obligó a Montes a volar; remató en tres oportunidades Alpízar; remató de lejos en dos ocasiones Borges; disparó al poste Paté, de manera que no deseo agrandar la cosa ni retratar al equipo del año, pero me pareció suficiente esta primera presentación que se dio sin un solo partido de fogueo, lo que habla muy, pero muy bien del trabajo y las ideas que le inculcó al grupo el técnico Kenton.
Me parece que Rodrigo fue el gran triunfador de la noche porque sus ideas y plan de trabajo quedaron expuestos durante el partido. El no jugó, pero sus discípulos intentaron plasmar sus indicaciones y estas al menos se asomaron y se dejaron adivinar.
También hubo puntos flojos, algunos ya señalados en nuestra crónica del partido, otros incluso reconocidos por los propios futbolistas. Ojo Ricardo con las salidas; ojo Segares con la marca corta; ojo Junior con los centros y, quizá lo más urgente, ver cómo enchufamos a Bryan Ruiz para que en la “Sele” juegue como en Bélgica, asunto que no se está dando. Costa Rica no puede desperdiciar a esta joyita de futbolista. Quizá Germán Retana pueda meterlo mentalmente en el grupo.
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