Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 11 marzo, 2008
Ahora sí que se le puso fea la cosa al Cartaginés con ese par de victorias de la Universidad ante San Carlos y Brujas. Sumar seis puntos en dos juegos en zona caliente a estas alturas del campeonato es oro puro y lo han hallado los futbolistas de la UCR en una instancia crucial.
La dupleta de triunfos de los celestes, combinada con el par de derrotas de los brumosos y con la pérdida de cinco de seis unidades en disputa del Santos de Guápiles, ha hecho que el descenso sea ahora cosa de tres, dado que la U se puso a dos puntos de distancia de los guapileños (26-24) o quizá cosa de uno, si analizamos que los brumosos se quedaron cinco puntos debajo de los estudiantes (24-19).
Después de los resultados de las últimas fechas: ¿está el descenso entre tres equipos, Santos, Universidad y Cartaginés o definitivamente le ha quedado solo al cuadro brumoso?
Nos apuntamos a la primera opción y creemos que a falta de siete partidos y con 21 unidades aún por disputar, no se puede dictar sentencia en contra del equipo de la Vieja Metrópoli. Queda mucho trecho por recorrer.
En este cierre tan apretado y dramático para definir al equipo que descenderá, es vital fijarse y detenerse en la personalidad de los entrenadores involucrados en ese drama, porque por ahí podría definirse el asunto.
Los tres equipos necesitan tener un camerino unido de pies a cabeza y por lo que opinan los técnicos y algunos de los jugadores de cada uno de estos clubes, pareciera, solo pareciera, que es el de la UCR el único que está en comunión en todas sus partes.
Ya hemos comentado de las divisiones que se traslucen en el vestuario del Santos, incluso hechas públicas por Ronald Mora en diferentes medios de comunicación. No toda la nómina guapileña está en comunión con el entrenador o viceversa; el entrenador no comulga con toda la planilla puesta a su disposición y esto es peligroso a estas alturas del partido. No puede haber tranquilidad en los entornos, si el técnico cree que algunos jugadores a su cargo lo están boicoteando.
Con Juan Luis vamos con genio y figura hasta la sepultura y ya lo hemos escuchado en sus típicas declaraciones.
Que encontró a un equipo despedazado físicamente; que los entrenamientos con el anterior cuerpo técnico eran de mentirillas y algo más delicado al final del partido contra Carmelita: que él no puede hacer los goles ni meterse a la cancha y que esa anotación de los carmelos, habría que preguntársela a sus jugadores, porque entró.
Ya Juan Luis separó jugadores; ahora indirectamente les hace recaer cierta responsabilidad en la última derrota. Estos detalles que en los equipos dividen y restan en lugar de sumar, son letales en momentos que requieren una unión total, unidad que solo muestra por ahora, la Universidad.
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