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FORO DE LECTORES


No todas las solidaristas son solidarias

| Lunes 27 junio, 2011


No todas las solidaristas son solidarias

Los fines primordiales de las asociaciones solidaristas son procurar la justicia y la paz social, la armonía obrero-patronal y el desarrollo integral de sus asociados. Pero muchas han interpretado que tales enunciados rigen solo para los asociados, y no para sus exasociados
Veamos: las cuotas patronales de cesantía, trasladadas a las asociaciones solidaristas por parte del patrono a nombre de un empleado, quedan en custodia y administración de cada asociación, igual si se trata de socios activos o exasociados mientras sigan laborando para ese patrono.
No obstante, en algunos casos en que un miembro abandona la asociación pero continúa trabajando para el mismo patrono, existe la costumbre ilegal, de ciertas asociaciones de tomar los recursos del aporte patronal que le pertenecen a ese exasociado por ser su cesantía, y unirlos con los del resto de trabajadores asociados, para acrecentarlos y luego repartir los excedentes si existen, únicamente entre los asociados, todo en perjuicio directo del acrecentamiento del fondo de auxilio de cesantía para el futuro retiro, o, de la recepción anual de excedentes, de los exasociados.
Esta ilegalidad ha sido advertida en criterios del Ministerio de Trabajo, la Procuraduría General de la República y en sentencias de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia, que han señalado que la cesantía depositada por el patrono a nombre de un trabajador en una asociación solidarista, pertenece, única y exclusivamente, a ese trabajador, sin importar si por determinado motivo optó por dejar de ser socio de ella.
Esta conducta ha obligado a trabajadores a recurrir a los tribunales de justicia para plantear el reclamo correspondiente. ¿No es esta una acción contraria al derecho y a la justicia?
Adicionalmente, si conforme a la ley que regula las asociaciones solidaristas, los excedentes anuales de cada afiliado deben ser estrictamente proporcionales a sus ahorros personales y al aporte patronal a su cuenta (cesantía), ¿cómo es posible que incluyan, dentro de esos excedentes, el producto obtenido con los recursos (cesantía) de quienes son “exafiliados”? Esa figura tiene solo un nombre: enriquecimiento ilícito.
Es deber de la asociación administrar todas las cuotas patronales depositadas en ella, si existiendo excedentes sobre ellas el exasociado no recibe un cinco, como en un caso hipotético de quiebra de la asociación que se trate, ahí sí son del exasociado. Esto no es más que privatizar las ganancias entre los asociados y repartir las pérdidas entre todos, asociados y exasociados, donde estos últimos, por obra de gracia, ahora sí serían una parte “especial”, supongo, de la asociación.
Es hora de que las asociaciones que ejercen tales acciones en contra de la justicia y la paz social, que son muchas, se pongan a derecho y que el Ministerio de Trabajo deje de actuar como un simple “registro” de tales entes y ejerza las facultades que la ley le otorga, con el fin de corregir esta situación, que será cualquier cosa menos un accionar ajustado a derecho y a los principios solidaristas.

Guillermo Vargas Quesada
Abogado








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