No se vale destruir la fuente de riqueza
Una vez más el país se exhibe ante el mundo como un lugar donde se permite destruir la naturaleza, mientras se mantiene la retórica de que se le conserva
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 13 agosto, 2009
Un total de 40 construcciones fueron clausuradas en Quepos y Parrita como resultado de un operativo ambiental. Estas clausuras o medidas cautelares aplicadas se deben a que supuestamente se han invadido zonas protegidas o realizado tala ilegal. Una vez más el país se exhibe ante el mundo como un lugar donde se permite realizar acciones contra la naturaleza, como eliminar bosque virgen y manglares, cuando la retórica que se mantiene es la de que somos una nación que protege el ambiente para la conservación de valiosísimos recursos. Entre los problemas que el Tribunal Ambiental detectó hay una empresa que deposita sus aguas negras en un río sin tratarlas previamente y sobrepasa los límites permitidos de contaminación por humo, según informa una nota de este medio hoy. Otras compañías están construyendo en zonas protegidas dentro del área marítima terrestre en donde se han realizado rellenos y se están depositando líquidos y basura. Así mismo se está destruyendo bosque primario. Algunos de los mencionados 40 proyectos inmobiliarios estudiados contaban con los permisos municipales para construir aunque no tenían los de viabilidad ambiental. Costa Rica no puede seguir por esta ruta. Si el proyecto país es conservar la riqueza natural para explotarla, en el mejor sentido de la palabra y de forma sustentable, debe necesariamente tomar en serio la tarea de impedir las acciones ilegales. Es urgente reforzar al Tribunal Ambiental para que siga y amplíe su labor. El progreso debe darse pero nunca destruyendo la riqueza natural del país que, junto a su capital humano, es lo único con que se cuenta para intentar un desarrollo sostenido. El hacer la vista gorda, como reza la frase popular, o permitir actos ilegales, no solo acabará con los recursos que debemos cuidar con gran celo sino que liquidará también el prestigio que con tanto esfuerzo el país ha tratado de adquirir a los ojos del mundo en este sentido. Nadie con verdadera inteligencia, sentido común y visión de futuro mata la “gallina de los huevos de oro” mientras “cacarea” invitando al mundo a verla por su enorme valor.