No depender de hidrocarburos
| Jueves 14 abril, 2011
No depender de hidrocarburos
Cada vez que el precio internacional del barril de petróleo supera la barrera de los $100, los países dependientes de esta energía irrenovable empezamos a buscar alternativas para reducir la factura petrolera, y una vez que el precio vuelve a situarse por debajo de esa cifra, los gobiernos se olvidan de esos planes y regresamos a la dependencia de los hidrocarburos fósiles.
Sin entrar a la discusión sobre cuánto tiempo más nos será económicamente razonable depender del petróleo y su impacto en el calentamiento global, de cuán costoso nos resulta migrar hacia las energías renovables, lo cierto es que ya en las grandes economías, los gobiernos y la empresas privadas invierten para tener gigantescos parques eólicos y de paneles solares y así evitar o disminuir esa dependencia.
Las peguntas que surgen de inmediato son las siguientes: ¿Estarán los gobiernos de nuestras economías dispuestos a realizar la inversión necesaria para evitar esa dependencia?
En Costa Rica hay elementos que hacen el cambio más difícil:
1) Un Gobierno que difícilmente por voluntad propia va a renunciar a los impuestos que vía combustible ingresan a las arcas. 2) Carreteras angostas, mal diseñadas y en pésimo estado, que no permiten implementar el uso de carriles preferenciales para el transporte particular con acompañantes. 3) Una pésima planificación vial, ausencia de anillos periféricos que eviten el ingreso al centro de las ciudades y falta de parqueos en las afueras. 4) Un tico que ve en el “carro” más que un medio de transporte un sinónimo de “estatus”.
Pero en Costa Rica siempre se han afrontado los retos en forma diferente. Creo que este es momento para que lejos de responder a una coyuntura de precios, nos fijemos metas ambiciosas, como invertir para tener las áreas suficientes de cultivos que permitan generar economías de escala en la producción de biocombustibles, impulsar la importación de vehículos eléctricos y evitar la circulación de vehículos viejos, estimular las ecotecnologías para uso en viviendas, reactivar el transporte de carga por vía férrea, diseñar un plan de ampliación de vías, que los municipios recolecten desechos según su tipo y se reciclen, y ajustar las leyes que la sociedad requiera para la implementación de estas y otras medidas.
¿Estará en los gobernantes actuales, en las instituciones públicas y en las empresas privadas, la fuerza de pensamiento y el ideal necesario para romper el paradigma actual de dependencia de los hidrocarburos?
¿Nos atreveremos como en años anteriores, a salirnos del “canasto” y realizar las cosas diferentes para beneficio de la colectividad más que el interés de unos pocos?
Considero que la meta de país carbono neutral para el 2021, no se alcanzará a menos que todos tomemos conciencia y apuntemos hacia una misma dirección, y como es de esperar en este momento nos la debe indicar la señora Presidenta.
Mynor Retana, Director, Banca Hipotecaria
Banco Nacional
Cada vez que el precio internacional del barril de petróleo supera la barrera de los $100, los países dependientes de esta energía irrenovable empezamos a buscar alternativas para reducir la factura petrolera, y una vez que el precio vuelve a situarse por debajo de esa cifra, los gobiernos se olvidan de esos planes y regresamos a la dependencia de los hidrocarburos fósiles.
Sin entrar a la discusión sobre cuánto tiempo más nos será económicamente razonable depender del petróleo y su impacto en el calentamiento global, de cuán costoso nos resulta migrar hacia las energías renovables, lo cierto es que ya en las grandes economías, los gobiernos y la empresas privadas invierten para tener gigantescos parques eólicos y de paneles solares y así evitar o disminuir esa dependencia.
Las peguntas que surgen de inmediato son las siguientes: ¿Estarán los gobiernos de nuestras economías dispuestos a realizar la inversión necesaria para evitar esa dependencia?
En Costa Rica hay elementos que hacen el cambio más difícil:
1) Un Gobierno que difícilmente por voluntad propia va a renunciar a los impuestos que vía combustible ingresan a las arcas. 2) Carreteras angostas, mal diseñadas y en pésimo estado, que no permiten implementar el uso de carriles preferenciales para el transporte particular con acompañantes. 3) Una pésima planificación vial, ausencia de anillos periféricos que eviten el ingreso al centro de las ciudades y falta de parqueos en las afueras. 4) Un tico que ve en el “carro” más que un medio de transporte un sinónimo de “estatus”.
Pero en Costa Rica siempre se han afrontado los retos en forma diferente. Creo que este es momento para que lejos de responder a una coyuntura de precios, nos fijemos metas ambiciosas, como invertir para tener las áreas suficientes de cultivos que permitan generar economías de escala en la producción de biocombustibles, impulsar la importación de vehículos eléctricos y evitar la circulación de vehículos viejos, estimular las ecotecnologías para uso en viviendas, reactivar el transporte de carga por vía férrea, diseñar un plan de ampliación de vías, que los municipios recolecten desechos según su tipo y se reciclen, y ajustar las leyes que la sociedad requiera para la implementación de estas y otras medidas.
¿Estará en los gobernantes actuales, en las instituciones públicas y en las empresas privadas, la fuerza de pensamiento y el ideal necesario para romper el paradigma actual de dependencia de los hidrocarburos?
¿Nos atreveremos como en años anteriores, a salirnos del “canasto” y realizar las cosas diferentes para beneficio de la colectividad más que el interés de unos pocos?
Considero que la meta de país carbono neutral para el 2021, no se alcanzará a menos que todos tomemos conciencia y apuntemos hacia una misma dirección, y como es de esperar en este momento nos la debe indicar la señora Presidenta.
Mynor Retana, Director, Banca Hipotecaria
Banco Nacional