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EDITORIAL


No hay más tiempo que perder

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 15 abril, 2009


Editorial


La recién pasada Semana Santa trajo días de descanso para la mayoría de los costarricenses y muchos decidieron pasarla en las zonas de playas y otros lugares.

Aunque se temió en un momento que este año la visita a los sitios turísticos bajaría mucho por la crisis económica, parece que, aunque a última hora, los nacionales llenaron el faltante de turistas extranjeros, motivados por la campaña desarrollada para atraerlos y por ventajas en precios y valores agregados en las ofertas de los hoteles.

Es una buena noticia que calmó la preocupación existente en el sector con respecto a estas tradicionales vacaciones durante la Semana Mayor. Pero no se puede cantar victoria porque todo sigue construido sobre un soporte en falso.

Esta semana, que también sirvió a muchos para reflexionar sobre diversos temas, debería alertarnos sobre el hecho de que la feliz realidad, la del éxito de nuestro país como destino para los turistas (nacionales y extranjeros), podría acabar por negligencia.

La gran contaminación de los ríos, de las costas marinas y mantos acuíferos adonde van a parar los desechos de hoteles, industrias y viviendas, hace que en el país se pierdan en vez de aumentar las categorías de Bandera Azul Ecológica otorgada a quienes cumplen con las normas mínimas para frenar la contaminación que puede acabar con todo.

Fuera de la retórica no se ven las acciones que nos indiquen un cambio de rumbo y que verdaderamente en el país se han comenzado seriamente las obras y trabajos para dejar de contaminar.

Unas pocas noticias buenas que a veces hemos tenido sobre este tema no son nada frente a la avalancha de aguas negras y servidas que caen por miles de litros diarios sobre nuestros ríos y mares.

No solo la sostenibilidd de la industria turística está en grave peligro, sino la salud y la disponibilidad de agua potable para los costarricenses. Razones de demasiado peso para seguir ignorándolas.

Es hora de que cada quien asuma su responsabilidad pero, lamentablemente, ya se sabe que esto no ocurre sin férreas medidas para que el objetivo se alcance.







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