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No a la venta de más eurobonos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 12 septiembre, 2018


No a la venta de más eurobonos

La administración actual, si logra que la Asamblea Legislativa apruebe el muy insípido plan fiscal, que realmente resuelve poco, piensa regresar a la legislatura a pedir permiso para vender más eurobonos (por lo menos $2 mil millones). Intentará convencer a los inversionistas de que el plan fiscal es “muestra” de la seriedad de Costa Rica en querer resolver su problema y que necesita el dinero mientras ejecuta una reorganización del empleo público (no lo va a lograr). Para los cínicos, y hay muchos, es aprovechar la reputación muy buena del país para engañar a los inversionistas.

Si los diputados aprueban este plan, lo que estarán haciendo es “pateando la lata” para adelante y el gobierno que llegue en 2022 tendrá una situación todavía más grave y con menos flexibilidad de lo que sería el arreglo. Además, estarán garantizando atrasos en la inversión, y un país estancado.

En las administraciones de Laura Chinchilla y Luis Guillermo Solís Costa Rica en el exterior pidió $4 mil millones en préstamos. Ese dinero entró al país al ritmo de $1 mil millones por año y ni un cinco se utilizó para mejorar carreteras, construir escuelas, comprar trenes, dotar de agua a Guanacaste, mejorar el sistema de salud, eliminar por lo menos en parte la pobreza, combatir la inseguridad, cerrar unas instituciones superfluas, o poner un aeropuerto en la Zona Sur. Todo el dinero fue para pagar la cuenta corriente; planillas, avión nuevo, pluses, viajes, publicidad, teléfonos. Es como que una familia pidiera prestado y en vez de comprar o reparar la casa o pagar deudas existentes usara el dinero para pasear, para comprar pantalla plana de 60 pulgadas, para cenar en ricos restaurantes y para comprar lo último en moda de ropa para todos. Al final la familia sigue endeudada, pero ahora por más.

El resultado es que ahora el país debe esos $4 mil millones y no tiene nada para mostrar por el ingreso del dinero.

Quizás están equivocados los que creen que la reforma fiscal es una “curita para una herida grande”. Quizás lo que se ve en la Asamblea es solo la punta del iceberg y luego viene un verdadero recorte en los gastos corrientes —la única salida seria según los expertos. ¡Ojalá!

Mientras tanto, es importante señalar que cuando un país entra en un proceso de decrecimiento económico, o a una recesión, la teoría keynesiana es que se deberían aumentar los gastos y reducir los impuestos para estimular los productores de riqueza y empleo. Aquí en 2018 el argumento de la administración Alvarado es que si aumentan los impuestos se reactivará la economía. Son pocos los economistas que creen en esa estrategia, más cuando no hay plan de inversión fuerte en infraestructura. El gobierno estará sacando dinero de los bolsillos para gastar en asuntos no productivos.

Los que lanzan los eurobonos, si logran su cometido, deberían tener problemas en dormir en la noche. Es agarrar los ahorros de ciudadanos de otros países y comprar tiempo aquí.

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