No a la fuga de cerebros
Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Lunes 03 marzo, 2008
No a la fuga de cerebros
Muchos profesionales deciden desarrollar su carrera en otro país en busca de mayores oportunidades y un mejor salario
Melissa González y EFE
mgonzalezt@larepublica.net
El mundo académico europeo y el empresarial comenzaron a perfilar las bases de una alianza que pretende facilitar el acceso de los jóvenes al mercado laboral y evitar la fuga de cerebros a países como Estados Unidos.
El objetivo se fijó en el primer Foro Europeo Universidad Empresa, al que asistieron más de 250 expertos de toda la Unión Europea, entre profesores, representantes de empresas y autoridades nacionales.
Los asistentes al foro estudiaron fórmulas para promover la cooperación a nivel comunitario entre las instituciones de educación superior y el mundo empresarial.
“Durante demasiado tiempo, Europa ha puesto poco empeño en acercar el mundo académico al de la empresa para lograr la explotación comercial de la excelencia universitaria”, lamentó el comisario europeo de Educación, Jan Figel, que denunció la tendencia de muchas universidades a no querer mezclarse con el mundo empresarial.
“La fuga de cerebros es la emigración de individuos ya formados y de talento a otras naciones más desarrolladas, impulsados principalmente por la falta de oportunidades de desarrollo, por motivos económicos o por conflictos políticos”, según la definición de la enciclopedia en línea Wikipedia.
Se considera que esta situación es masiva en los profesionales universitarios de muchos países de América Central y del Caribe.
“Mientras más del 50% de los graduados universitarios emigra de los países centroamericanos y caribeños; en algunos incluso esta cifra llega hasta el 80%”, según una publicación del Banco Mundial, titulada Migración Internacional, Remesas y la Fuga de Cerebros.
Este problema también se da en naciones desarrolladas, principalmente por diferencias salariales o impositivas.
Como promedio, en los países con más de 30 millones de habitantes, el éxodo de profesionales y personal calificado es inferior al 5% de toda la población con estudios universitarios.
“Esto se debe a que esos países tienen una gran población de personas calificadas, de modo que aunque emigre un gran número de estos profesionales, el porcentaje es, de todas maneras, pequeño”, según una publicación realizada en www.worldbank.org.
La fuga de cerebros hace que el país de origen pierda la inversión en educación superior de la persona, y de la misma forma el capital social del que formaba parte el individuo se reduce por su partida.
“Esa actitud es totalmente inapropiada en el siglo XXI, ya que hace falta una colaboración más intensa y estructurada para afrontar de forma efectiva los retos de la globalización”, expresó Figel.
Ante esta situación se recomienda crear un pacto estratégico para evitar la fuga de cerebros a otras regiones del mundo.
Como parte de este pacto se aconseja mayor participación de representantes de empresas en órganos directivos de universidades, para que los centros aumenten su competitividad.
“La idea no es gestionar las instituciones de educación como si fueran empresas, sino mejorar el entendimiento mutuo y crear las sinergias entre dos mundos que siguen estando muy alejados”, publicó EFE.
Otras conclusiones a las que se llegó en el foro son el desarrollo de nuevos programas de estudio más orientados al mercado laboral y que ayuden a fomentar el espíritu empresarial y la búsqueda de fórmulas para mejorar la colaboración entre universidades y empresas mediante cursos de formación, así como la modernización de las estructuras de gobierno en las universidades con la ayuda de la experiencia empresarial o el desarrollo de la movilidad entre estudiantes, profesores e investigadores.
Muchos profesionales deciden desarrollar su carrera en otro país en busca de mayores oportunidades y un mejor salario
Melissa González y EFE
mgonzalezt@larepublica.net
El mundo académico europeo y el empresarial comenzaron a perfilar las bases de una alianza que pretende facilitar el acceso de los jóvenes al mercado laboral y evitar la fuga de cerebros a países como Estados Unidos.
El objetivo se fijó en el primer Foro Europeo Universidad Empresa, al que asistieron más de 250 expertos de toda la Unión Europea, entre profesores, representantes de empresas y autoridades nacionales.
Los asistentes al foro estudiaron fórmulas para promover la cooperación a nivel comunitario entre las instituciones de educación superior y el mundo empresarial.
“Durante demasiado tiempo, Europa ha puesto poco empeño en acercar el mundo académico al de la empresa para lograr la explotación comercial de la excelencia universitaria”, lamentó el comisario europeo de Educación, Jan Figel, que denunció la tendencia de muchas universidades a no querer mezclarse con el mundo empresarial.
“La fuga de cerebros es la emigración de individuos ya formados y de talento a otras naciones más desarrolladas, impulsados principalmente por la falta de oportunidades de desarrollo, por motivos económicos o por conflictos políticos”, según la definición de la enciclopedia en línea Wikipedia.
Se considera que esta situación es masiva en los profesionales universitarios de muchos países de América Central y del Caribe.
“Mientras más del 50% de los graduados universitarios emigra de los países centroamericanos y caribeños; en algunos incluso esta cifra llega hasta el 80%”, según una publicación del Banco Mundial, titulada Migración Internacional, Remesas y la Fuga de Cerebros.
Este problema también se da en naciones desarrolladas, principalmente por diferencias salariales o impositivas.
Como promedio, en los países con más de 30 millones de habitantes, el éxodo de profesionales y personal calificado es inferior al 5% de toda la población con estudios universitarios.
“Esto se debe a que esos países tienen una gran población de personas calificadas, de modo que aunque emigre un gran número de estos profesionales, el porcentaje es, de todas maneras, pequeño”, según una publicación realizada en www.worldbank.org.
La fuga de cerebros hace que el país de origen pierda la inversión en educación superior de la persona, y de la misma forma el capital social del que formaba parte el individuo se reduce por su partida.
“Esa actitud es totalmente inapropiada en el siglo XXI, ya que hace falta una colaboración más intensa y estructurada para afrontar de forma efectiva los retos de la globalización”, expresó Figel.
Ante esta situación se recomienda crear un pacto estratégico para evitar la fuga de cerebros a otras regiones del mundo.
Como parte de este pacto se aconseja mayor participación de representantes de empresas en órganos directivos de universidades, para que los centros aumenten su competitividad.
“La idea no es gestionar las instituciones de educación como si fueran empresas, sino mejorar el entendimiento mutuo y crear las sinergias entre dos mundos que siguen estando muy alejados”, publicó EFE.
Otras conclusiones a las que se llegó en el foro son el desarrollo de nuevos programas de estudio más orientados al mercado laboral y que ayuden a fomentar el espíritu empresarial y la búsqueda de fórmulas para mejorar la colaboración entre universidades y empresas mediante cursos de formación, así como la modernización de las estructuras de gobierno en las universidades con la ayuda de la experiencia empresarial o el desarrollo de la movilidad entre estudiantes, profesores e investigadores.