Niño bonito de Venezuela trama desde prisión salvar a su país
Bloomberg | Viernes 22 enero, 2016
Cuando el gobierno venezolano envió a prisión a Leopoldo López hace dos años, buscaba silenciar a un carismático oponente en un país con una creciente furia. No funcionó.
López, un rebelde con habilidades para la acción callejera y admiradores extranjeros, se ha convertido en algo temible tras las rejas.
Una huelga de hambre de 30 días contribuyó a obligar a los socialistas en el poder a celebrar elecciones legislativas que han creado una amplia mayoría opositora.
Y él mantiene sus habilidades para la organización. Este mes, dijo su abogado, los guardias ordenaron a López no seguir hablando de política luego de hacer una emotiva lectura del salmo del día, que se refería al “levantamiento en la asamblea”.
“Cuando quiere enviar un mensaje”, dijo su abogado Gustavo Velásquez, “está lleno de energía y fuerza”.
Pocos cuestionan eso. Lo que los venezolanos sí temen es que López sea mejor insurgente que constructor de consensos.
El líder de 44 años, descendiente de una familia cuyo origen se remonta a la fundación del país, que recibió una educación de elite en Estados Unidos y tiene un físico de estrella de cine y una ambición sin límites, a veces es descrito como una mezcla entre John Kennedy y Nelson Mandela.
Pero, como el nuevo congreso busca liberarlo pronto, la pregunta que muchos se hacen es: ¿puede López, cuya popularidad crece rápidamente, organizar un movimiento político para destituir al presidente Nicolás Maduro y estabilizar un país destrozado por la hiperinflación y la violencia?
Algunos escépticos creen que los más de 12 partidos que conforman la oposición, desde marxistas hasta agrupaciones de centro-derecha, necesitan como líder a una figura unificadora, no a un visionario o un símbolo.
“Es un guerrero y, si Dios quiere, será liberado”, dijo Liliana Hernández, una excongresista opositora, que trabajo de cerca con López. “Pero él es su propia jerarquía. No tiene concepto de la toma colectiva de decisiones”.
En un cable de 2009 publicado por Wikileaks, los diplomáticos estadounidenses expresaron: “A menudo se le califica de arrogante, vengativo y hambriento de poder”.
Muchos de los pobres del país, durante largo tiempo la base del gobierno socialista, no confían en él por sus orígenes ricos y aristocráticos.
“Nunca convenció a la gente”, dijo Roque Valera, organizador comunitario de 51 años. “Solo le interesa el poder”.
Pero los más cercanos a López dicen que estas opiniones no tienen en cuenta el profundo cambio que ha experimentado en la prisión.
Uno de sus abogados, Juan Carlos Gutiérrez, dijo que codearse con criminales y soldados mal pagados ha cambiado a López, convirtiéndolo en alguien más calmado, más filosófico, más enfocado. Dijo que López le contó más de una vez que, si no fuera por el sufrimiento de su familia, estaría feliz con la experiencia.
Él y otros que lo han visitado dicen que López se ha orientado más hacia la política en los últimos dos años, al expresar su deseo de construir una coalición política, en lugar de liderar un movimiento popular. Lo han visto estudiando detenidamente informes sobre agricultura y petróleo, el principal producto de exportación del país. Y ha escrito documentos de políticas al respecto.
Una carta que López escribió en noviembre, y que circuló ampliamente, urgía a los venezolanos a utilizar las elecciones para buscar un cambio de régimen, aun cuando Maduro no competirá en elecciones hasta dentro de tres años.
López, que está preso en una cárcel militar de las afueras de Caracas, fue sentenciado a casi 14 años en un juicio muy criticado en el extranjero. Tanto Estados Unidos como las Naciones Unidas han reclamado su liberación inmediata, mientras el fiscal que lideró el proceso, que abandonó el país, dijo que las pruebas fueron inventadas.