Nexos de Washington con Wall Street condenan rescate
| Sábado 18 abril, 2009
Nexos de Washington con Wall Street condenan rescate
Washington- El rescate bancario del presidente estadounidense, Barack Obama, probablemente fracasará, porque los programas fueron diseñados para ayudar a Wall Street y no para crear un sistema financiero viable, dijo el economista ganador del premio Nobel Joseph Stiglitz.
“Todos los ingredientes que tienen hasta el momento son débiles, y faltan varios ingredientes”, dijo Stiglitz en una entrevista el jueves. La gente que diseñó los planes “está en el bolsillo de los bancos o es incompetente”.
El Programa de Ayuda para Activos en Problemas (TARP) no es lo suficientemente grande para recapitalizar el sistema bancario, y el Gobierno no ha sido directo en atender esa deficiencia, dijo. Stiglitz dijo que hay conflictos de interés en la Casa Blanca porque algunos asesores de Obama tienen nexos cercanos con Wall Street.
“No tenemos suficiente dinero, no quieren recurrir al Congreso, no quieren hacerlo de manera abierta y no quieren obtener el control” de los bancos, serie de limitaciones que garantizarán el fracaso, dijo Stiglitz.
El retorno a los contribuyentes del TARP es de $0,25 por dólar, dijo. “La reestructuración bancaria ha sido un desastre total”.
En lugar de comprar constantemente participaciones pequeñas en bancos, los bancos más débiles deberían ser colocados en una sindicatura en la que los accionistas de los bancos sean suprimidos y los bonistas se conviertan en los accionistas, utilizando el dinero de los contribuyentes para que las instituciones sigan funcionando, dijo.
Stiglitz, de 66 años, ganó el premio Nobel en 2001 por demostrar que los mercados son ineficientes cuando todas las partes en una transacción no tienen el mismo acceso a información crítica, lo que ocurre la mayor parte del tiempo. Su obra es citada en investigaciones económicas más que la de ningún otro economista, según una clasificación de febrero de Research Papers in Economics, una base de datos internacionales.
El Programa de Inversión Pública-Privada (PPIP), diseñado para comprar activos de los bancos, “es un programa realmente malo”, dijo Stiglitz. No logrará la meta del Gobierno de establecer un precio para los activos ilíquidos que colman los balances de los bancos, y en su lugar enriquecerá a los inversores al tiempo que causa enormes pérdidas a los contribuyentes.
Stiglitz dijo que es probable que las pérdidas de los contribuyentes sean mucho mayores que los beneficios de los bancos con el programa PPIP, aun cuando la presidenta de la Agencia Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), Sheila Bair, ha dicho que la agencia no espera tener pérdidas.
“La declaración de Sheila Bair de que no hay riesgo es absurda”, dijo, porque las pérdidas del PPIP las cargará la FDIC, que está financiada por los bancos miembros.
“Pediremos a los bancos, incluso supuestamente a algunos bancos saludables, que paguen las pérdidas de los bancos malos”, dijo Stiglitz. “Es una redistribución real y un impuesto para todos los ahorradores estadounidenses”.
A Stiglitz también le preocupan los vínculos entre los asesores de la Casa Blanca y Wall Street. El fondo de cobertura de riesgo D.E. Shaw & Co. pagó al director del Consejo Económico Nacional, Lawrence Summers, uno de los directores gerentes de la firma, más de $5 millones en sueldo y otros tipos de retribución en los 16 meses antes de que se uniera al Gobierno. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, era presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
“Estados Unidos ha tenido una puerta giratoria. La gente va de Wall Street al Departamento del Tesoro y de vuelta a Wall Street”, dijo. “Aunque no haya intercambio, ese no es el punto. El punto es la idiosincrasia”.
Stiglitz fue director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante el Gobierno del presidente Bill Clinton antes de ser economista jefe del Banco Mundial de 1997 a 2000. Renunció al cargo en 2000 tras tener varios choques con la Casa Blanca sobre programas económicos que el Gobierno había apoyado en el Fondo Monetario Internacional. Ahora es profesor de la Universidad de Columbia.
Stiglitz también criticó los otros programas de rescate económico de Obama.
Calificó el programa de estímulo de $787 mil millones de necesario pero “con fallas”, porque se ha programado demasiado gasto para después de 2009, y porque asigna demasiado dinero a recortes fiscales “que es improbable que funcionen muy eficazmente”.
“Creo que es una política realmente peculiar”, dijo.
El programa de ayuda hipotecaria de $75 mil millones no ayuda lo suficiente a los estadounidenses que no pueden hacer sus pagos mensuales, dijo. No reduce la deuda principal, no efectúa cambios en la ley de quiebras que ayudarían a la gente a pagar sus deudas y no cambia el incentivo para simplemente dejar de pagar una vez que una hipoteca es mayor que el valor de una casa.
Stiglitz agregó que aunque la Fed ha hecho casi todo lo que puede para que el país salga de la peor recesión desde 1982, no puede revivir la economía por sí sola.
Depender de tipos de interés bajos para contribuir a detener la caída de los precios de la vivienda es una variación de las medidas que crearon la burbuja del sector de la vivienda en primer lugar, dijo Stiglitz.
Washington- El rescate bancario del presidente estadounidense, Barack Obama, probablemente fracasará, porque los programas fueron diseñados para ayudar a Wall Street y no para crear un sistema financiero viable, dijo el economista ganador del premio Nobel Joseph Stiglitz.
“Todos los ingredientes que tienen hasta el momento son débiles, y faltan varios ingredientes”, dijo Stiglitz en una entrevista el jueves. La gente que diseñó los planes “está en el bolsillo de los bancos o es incompetente”.
El Programa de Ayuda para Activos en Problemas (TARP) no es lo suficientemente grande para recapitalizar el sistema bancario, y el Gobierno no ha sido directo en atender esa deficiencia, dijo. Stiglitz dijo que hay conflictos de interés en la Casa Blanca porque algunos asesores de Obama tienen nexos cercanos con Wall Street.
“No tenemos suficiente dinero, no quieren recurrir al Congreso, no quieren hacerlo de manera abierta y no quieren obtener el control” de los bancos, serie de limitaciones que garantizarán el fracaso, dijo Stiglitz.
El retorno a los contribuyentes del TARP es de $0,25 por dólar, dijo. “La reestructuración bancaria ha sido un desastre total”.
En lugar de comprar constantemente participaciones pequeñas en bancos, los bancos más débiles deberían ser colocados en una sindicatura en la que los accionistas de los bancos sean suprimidos y los bonistas se conviertan en los accionistas, utilizando el dinero de los contribuyentes para que las instituciones sigan funcionando, dijo.
Stiglitz, de 66 años, ganó el premio Nobel en 2001 por demostrar que los mercados son ineficientes cuando todas las partes en una transacción no tienen el mismo acceso a información crítica, lo que ocurre la mayor parte del tiempo. Su obra es citada en investigaciones económicas más que la de ningún otro economista, según una clasificación de febrero de Research Papers in Economics, una base de datos internacionales.
El Programa de Inversión Pública-Privada (PPIP), diseñado para comprar activos de los bancos, “es un programa realmente malo”, dijo Stiglitz. No logrará la meta del Gobierno de establecer un precio para los activos ilíquidos que colman los balances de los bancos, y en su lugar enriquecerá a los inversores al tiempo que causa enormes pérdidas a los contribuyentes.
Stiglitz dijo que es probable que las pérdidas de los contribuyentes sean mucho mayores que los beneficios de los bancos con el programa PPIP, aun cuando la presidenta de la Agencia Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), Sheila Bair, ha dicho que la agencia no espera tener pérdidas.
“La declaración de Sheila Bair de que no hay riesgo es absurda”, dijo, porque las pérdidas del PPIP las cargará la FDIC, que está financiada por los bancos miembros.
“Pediremos a los bancos, incluso supuestamente a algunos bancos saludables, que paguen las pérdidas de los bancos malos”, dijo Stiglitz. “Es una redistribución real y un impuesto para todos los ahorradores estadounidenses”.
A Stiglitz también le preocupan los vínculos entre los asesores de la Casa Blanca y Wall Street. El fondo de cobertura de riesgo D.E. Shaw & Co. pagó al director del Consejo Económico Nacional, Lawrence Summers, uno de los directores gerentes de la firma, más de $5 millones en sueldo y otros tipos de retribución en los 16 meses antes de que se uniera al Gobierno. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, era presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
“Estados Unidos ha tenido una puerta giratoria. La gente va de Wall Street al Departamento del Tesoro y de vuelta a Wall Street”, dijo. “Aunque no haya intercambio, ese no es el punto. El punto es la idiosincrasia”.
Stiglitz fue director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante el Gobierno del presidente Bill Clinton antes de ser economista jefe del Banco Mundial de 1997 a 2000. Renunció al cargo en 2000 tras tener varios choques con la Casa Blanca sobre programas económicos que el Gobierno había apoyado en el Fondo Monetario Internacional. Ahora es profesor de la Universidad de Columbia.
Stiglitz también criticó los otros programas de rescate económico de Obama.
Calificó el programa de estímulo de $787 mil millones de necesario pero “con fallas”, porque se ha programado demasiado gasto para después de 2009, y porque asigna demasiado dinero a recortes fiscales “que es improbable que funcionen muy eficazmente”.
“Creo que es una política realmente peculiar”, dijo.
El programa de ayuda hipotecaria de $75 mil millones no ayuda lo suficiente a los estadounidenses que no pueden hacer sus pagos mensuales, dijo. No reduce la deuda principal, no efectúa cambios en la ley de quiebras que ayudarían a la gente a pagar sus deudas y no cambia el incentivo para simplemente dejar de pagar una vez que una hipoteca es mayor que el valor de una casa.
Stiglitz agregó que aunque la Fed ha hecho casi todo lo que puede para que el país salga de la peor recesión desde 1982, no puede revivir la economía por sí sola.
Depender de tipos de interés bajos para contribuir a detener la caída de los precios de la vivienda es una variación de las medidas que crearon la burbuja del sector de la vivienda en primer lugar, dijo Stiglitz.