Netanyahu será primer ministro de Israel**
| Sábado 21 febrero, 2009
Netanyahu será primer ministro de Israel
Líder del Likud tiene seis semanas para formar gobierno
Jerusalén
EFE
Benjamín Netanyahu, jefe del Likud, aceptó el viernes la invitación del presidente de Israel, Simón Peres, de formar gobierno, misión para la que cuenta con seis semanas en total y que lo llevará por segunda vez a convertirse en primer ministro.
El presidente israelí, Simón Peres, encargó esta tarde al líder del derechista Likud la formación de un ejecutivo de coalición, labor que Netanyahu dijo afrontar con gran responsabilidad y con el objetivo de proveer de paz y seguridad al país.
Peres le entregó en un acto celebrado en su oficina de Jerusalén una misiva con la que oficializó la petición, al concluir poco antes la última ronda de contactos con representantes de las doce formaciones que integrarán el Parlamento israelí (Kneset).
Netanyahu, quien ya fuera primer ministro entre 1996 y 1999, dispone de cuatro semanas para formar una coalición, y de otras dos adicionales si así lo requiriese, según estipula la legislación.
Es la primera vez en que el jefe del Estado encarga formar gobierno al dirigente de un partido que no obtuvo el mayor número de diputados en los comicios, celebrados el pasado 10 de febrero, pues el Likud obtuvo un escaño menos que el centrista Kadima, de Tzipi Livni, que logró 28.
Sin embargo, el ascenso de la derecha garantiza a Netanyahu una base sólida de 65 diputados de los 120 que integran la cámara, lo que ha inclinado la balanza a su favor.
El apoyo más pesado que sentenció las posibilidades del jefe del Likud en detrimento del Kadima, fue el del “niño-malo” de la política israelí, Avigdor Lieberman, jefe del ultraderechista Israel Beitenu, quien ayer dio a conocer su respaldo a Netanyahu.
Esa formación, la tercera en importancia con quince escaños, a la que se suman los ortodoxos sefardíes del Shas, con once, y otros partidos menores judíos del ala ultra-nacionalista, garantizan a priori que Netanyahu será el próximo jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, el dirigente del Likud no se conforma con esa coalición, que a todas luces -apuntan analistas- chocará con la flamante Administración estadounidense por su rechazo a cualquier tipo de concesión a los palestinos.
En su lugar, busca incorporar a su gobierno al Kadima y al Partido Laborista, cuarta formación en liza que sufrió el peor descalabro de su historia al obtener apenas 13 diputados.
Y para ello, argumentó, que “la amenaza nuclear que supone Irán” y la crisis económica actual llaman a formar un gobierno de unidad nacional.
“Emplazo a la dirigente del Kadima Tzipi Livni y al jefe del Partido Laborista Ehud Barak y les dijo: 'Unámonos para garantizar el futuro del Estado de Israel. Pido reunirme con vosotros primero para debatir (la posibilidad de formar) un gobierno de unidad nacional por el bien del pueblo y del estado”, manifestó Netanyahu en una conferencia de prensa junto a Peres tras recibir el encargo presidencial.
El jefe del Estado manifestaba poco antes que “Israel necesita un gobierno estable”, al justificar su decisión.
Líder del Likud tiene seis semanas para formar gobierno
Jerusalén
EFE
Benjamín Netanyahu, jefe del Likud, aceptó el viernes la invitación del presidente de Israel, Simón Peres, de formar gobierno, misión para la que cuenta con seis semanas en total y que lo llevará por segunda vez a convertirse en primer ministro.
El presidente israelí, Simón Peres, encargó esta tarde al líder del derechista Likud la formación de un ejecutivo de coalición, labor que Netanyahu dijo afrontar con gran responsabilidad y con el objetivo de proveer de paz y seguridad al país.
Peres le entregó en un acto celebrado en su oficina de Jerusalén una misiva con la que oficializó la petición, al concluir poco antes la última ronda de contactos con representantes de las doce formaciones que integrarán el Parlamento israelí (Kneset).
Netanyahu, quien ya fuera primer ministro entre 1996 y 1999, dispone de cuatro semanas para formar una coalición, y de otras dos adicionales si así lo requiriese, según estipula la legislación.
Es la primera vez en que el jefe del Estado encarga formar gobierno al dirigente de un partido que no obtuvo el mayor número de diputados en los comicios, celebrados el pasado 10 de febrero, pues el Likud obtuvo un escaño menos que el centrista Kadima, de Tzipi Livni, que logró 28.
Sin embargo, el ascenso de la derecha garantiza a Netanyahu una base sólida de 65 diputados de los 120 que integran la cámara, lo que ha inclinado la balanza a su favor.
El apoyo más pesado que sentenció las posibilidades del jefe del Likud en detrimento del Kadima, fue el del “niño-malo” de la política israelí, Avigdor Lieberman, jefe del ultraderechista Israel Beitenu, quien ayer dio a conocer su respaldo a Netanyahu.
Esa formación, la tercera en importancia con quince escaños, a la que se suman los ortodoxos sefardíes del Shas, con once, y otros partidos menores judíos del ala ultra-nacionalista, garantizan a priori que Netanyahu será el próximo jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, el dirigente del Likud no se conforma con esa coalición, que a todas luces -apuntan analistas- chocará con la flamante Administración estadounidense por su rechazo a cualquier tipo de concesión a los palestinos.
En su lugar, busca incorporar a su gobierno al Kadima y al Partido Laborista, cuarta formación en liza que sufrió el peor descalabro de su historia al obtener apenas 13 diputados.
Y para ello, argumentó, que “la amenaza nuclear que supone Irán” y la crisis económica actual llaman a formar un gobierno de unidad nacional.
“Emplazo a la dirigente del Kadima Tzipi Livni y al jefe del Partido Laborista Ehud Barak y les dijo: 'Unámonos para garantizar el futuro del Estado de Israel. Pido reunirme con vosotros primero para debatir (la posibilidad de formar) un gobierno de unidad nacional por el bien del pueblo y del estado”, manifestó Netanyahu en una conferencia de prensa junto a Peres tras recibir el encargo presidencial.
El jefe del Estado manifestaba poco antes que “Israel necesita un gobierno estable”, al justificar su decisión.