Navegar sin cartas de navegación
| Lunes 18 mayo, 2009
Navegar sin cartas de navegación
Es muy fácil criticar al Presidente de la República y muy difícil reconocerle sus méritos en momentos difíciles como los actuales. Fácilmente las críticas se concentran en su persona sin tomar en cuenta que el Gobierno lo constituyen muchas condicionantes tales como los tres poderes, los gobiernos locales, las leyes, las instituciones, la burocracia y la corrupción sobre las cuales el Presidente tiene poca o ninguna inherencia.
Son pocos los críticos que critican al “sistema de gobierno entronizado” y muchos los críticos que atacan al gobierno o al Presidente, sin tomar en cuenta la complejidad del contexto.
Pienso que la labor gubernamental no comienza el 8 de mayo con la toma de posesión, sino que esta debe comenzar mucho antes con los programas de gobierno que los candidatos elaboran en campaña donde ofrecen el oro y el moro para vender su imagen, pero con buenas intenciones de hacer una buena labor si son elegidos para gobernar. Sin embargo en la mayoría de los casos no dimensionan la complejidad que deberán enfrentar una vez en el poder y siguen los esquemas tradicionales de gobierno improvisado, que no se replantea con anterioridad el programa de gobierno como un verdadero “Proyecto País” y con un concepto integral, como se hizo en el 48 (modelo ya agotado), con todas las reformas que ello conlleve incluyendo una constituyente.
O sea, con cartas de navegación bien definidas y orientadas hacia un norte certero, de lo contrario, no se debe responsabilizar al capitán del barco y a sus ministros de todas las fallas gubernamentales, a pesar del respaldo de los nuevos ministerios de Competitividad, de Coordinación Institucional y del sempiterno Ministerio de Planificación.
Los aciertos, los errores y las omisiones en los tres sectores más importantes del país, el económico, el social y la infraestructura, están a la orden del día y sin ninguna aparente interrelación (planificación integral) entre ellos, lo cual es gravísimo para un país pobre y en desarrollo como el nuestro, donde no se debería desperdiciar ni un céntimo mediante una planificación integral eficiente y previa. En contraposición, se recurre a soluciones improvisadas al calor de las emergencias y a un costo altísimo que ni los países ricos ponen en práctica, salvo en muy contadas excepciones.
Todo este disparatado contexto, además de grandes cantidades de dineros ociosos con que cuentan algunas instituciones gubernamentales y gobiernos locales, nos hace pensar si no estaremos errados eligiendo políticos para gobernar este país y en su lugar deberíamos elegir estrategas para gobernarlo. Máxime cuando vemos una Asamblea Legislativa convertida en un campo de batalla político desde el inicio de este periodo de gobierno y ahora con mayor énfasis en este ultimo año de campaña política abierta, con todas las soluciones para los problemas del país en teoría, pero eso sí, a partir del 8 de mayo.
Es muy triste ver como la ambición política lleva a honorables costarricenses a creerse las promesas de campaña que pregonan a sus seguidores, quienes a su vez y con toda lógica solo vislumbran su interés personal y solo resaltan sus bondades personales. Pero más triste aún es observar la ausencia de directriz certera orientada a resolver los problemas nacionales de manera integral, técnica y realista que sirva de herramienta eficaz debidamente planificada y sin improvisaciones antojadizas para cuando surjan los problemas.
Debe ser muy difícil gobernar, pero es más difícil aun navegar sin cartas de navegación.
Manuel Gutiérrez Rojas
Decano, UACA
Es muy fácil criticar al Presidente de la República y muy difícil reconocerle sus méritos en momentos difíciles como los actuales. Fácilmente las críticas se concentran en su persona sin tomar en cuenta que el Gobierno lo constituyen muchas condicionantes tales como los tres poderes, los gobiernos locales, las leyes, las instituciones, la burocracia y la corrupción sobre las cuales el Presidente tiene poca o ninguna inherencia.
Son pocos los críticos que critican al “sistema de gobierno entronizado” y muchos los críticos que atacan al gobierno o al Presidente, sin tomar en cuenta la complejidad del contexto.
Pienso que la labor gubernamental no comienza el 8 de mayo con la toma de posesión, sino que esta debe comenzar mucho antes con los programas de gobierno que los candidatos elaboran en campaña donde ofrecen el oro y el moro para vender su imagen, pero con buenas intenciones de hacer una buena labor si son elegidos para gobernar. Sin embargo en la mayoría de los casos no dimensionan la complejidad que deberán enfrentar una vez en el poder y siguen los esquemas tradicionales de gobierno improvisado, que no se replantea con anterioridad el programa de gobierno como un verdadero “Proyecto País” y con un concepto integral, como se hizo en el 48 (modelo ya agotado), con todas las reformas que ello conlleve incluyendo una constituyente.
O sea, con cartas de navegación bien definidas y orientadas hacia un norte certero, de lo contrario, no se debe responsabilizar al capitán del barco y a sus ministros de todas las fallas gubernamentales, a pesar del respaldo de los nuevos ministerios de Competitividad, de Coordinación Institucional y del sempiterno Ministerio de Planificación.
Los aciertos, los errores y las omisiones en los tres sectores más importantes del país, el económico, el social y la infraestructura, están a la orden del día y sin ninguna aparente interrelación (planificación integral) entre ellos, lo cual es gravísimo para un país pobre y en desarrollo como el nuestro, donde no se debería desperdiciar ni un céntimo mediante una planificación integral eficiente y previa. En contraposición, se recurre a soluciones improvisadas al calor de las emergencias y a un costo altísimo que ni los países ricos ponen en práctica, salvo en muy contadas excepciones.
Todo este disparatado contexto, además de grandes cantidades de dineros ociosos con que cuentan algunas instituciones gubernamentales y gobiernos locales, nos hace pensar si no estaremos errados eligiendo políticos para gobernar este país y en su lugar deberíamos elegir estrategas para gobernarlo. Máxime cuando vemos una Asamblea Legislativa convertida en un campo de batalla político desde el inicio de este periodo de gobierno y ahora con mayor énfasis en este ultimo año de campaña política abierta, con todas las soluciones para los problemas del país en teoría, pero eso sí, a partir del 8 de mayo.
Es muy triste ver como la ambición política lleva a honorables costarricenses a creerse las promesas de campaña que pregonan a sus seguidores, quienes a su vez y con toda lógica solo vislumbran su interés personal y solo resaltan sus bondades personales. Pero más triste aún es observar la ausencia de directriz certera orientada a resolver los problemas nacionales de manera integral, técnica y realista que sirva de herramienta eficaz debidamente planificada y sin improvisaciones antojadizas para cuando surjan los problemas.
Debe ser muy difícil gobernar, pero es más difícil aun navegar sin cartas de navegación.
Manuel Gutiérrez Rojas
Decano, UACA