Nace una vía esperada por tres décadas

Nos alegramos de que se abra el próximo miércoles la carretera a Caldera, porque finaliza lo que parecía ya una interminable espera de los costarricenses para tener la nueva ruta, de 79 kilómetros, que une a la Sabana con la comunidad porteña. La principal ventaja para los usuarios de la nueva vía es que ahorrarán tiempo y combustible, aunque deberán pagar el monto del peaje. Lamentamos, sin embargo, que no se diseñara el proyecto a cuatro carriles, ya que al hacerse con solo uno por sentido probablemente a corto plazo se inicien las demoras por las presas que se formarán, sobre todo si se toma en cuenta que la vía será transitada por vehículos pesados. Esto es el resultado de la planeación de obras en el país para soluciones de corto alcance, en vez de analizar el crecimiento y las necesidades futuras, a mayor plazo, mediante una visión - país que trascienda las diferentes administraciones. Esperamos que cuando se presente la situación de tener que hacer las ampliaciones necesarias a esta carretera, las condiciones de la concesión no vayan a ser un impedimento para realizarlas ya que este modelo compromete el manejo de la vía a lo estipulado en el contrato que usualmente es por muchos años. Costa Rica debe extraer valiosas enseñanzas de las experiencias vividas y analizar, en cada caso, cuando es totalmente necesario realizar obra por la vía de la concesión y cuando los trabajos pueden ser realizados con presupuesto y recursos humanos y materiales propios. En caso de que la única opción posible sea concesionar, las experiencias pasadas deben servir para realizar en forma adecuada los contratos y darles seguimiento de modo que el país obtenga lo que necesita sin retrasos, problemas o costos adicionales innecesarios. Pero como decíamos al inicio, celebramos la inauguración de la nueva vía a Caldera ya que esta ruta se unirá a futuro con la Costanera Sur y tomando en cuenta ambas esto será una obra de infraestructura vial de gran envergadura en la historia del país.

---