Muere Quino, el creador de Mafalda que conquistó el mundo con su peculiar sentido del humor
Veronica Smink - BBC Mundo, Buenos Aires | Jueves 01 octubre, 2020
Creó al personaje de historieta más famoso de Argentina y uno de los más queridos del mundo hispanohablante: Mafalda, la niña más contestataria del humor gráfico latinoamericano.
Este miércoles falleció Joaquín Lavado, más conocido por su apodo y pseudónimo: "Quino".
El dibujante de 88 años falleció como consecuencia de un accidente cerebrovascular en Buenos Aires, el lugar donde residía su creación más popular.
A pesar de que Quino publicó sus amadas historietas de Mafalda hace medio siglo (entre 1964 y 1973), estas nunca perdieron vigencia.
Y es que muchas de las astutas e irónicas reflexiones de la pequeña sobre temas como el capitalismo, la economía y el orden mundial siguen siendo tan válidas hoy como lo eran cuando fueron escritas originalmente.
Eso explica, en parte, por qué para los argentinos Mafalda es un ícono nacional, a la par de ídolos de carne y hueso como Maradona, Fangio o Gardel.
Y por qué sus tiras son parte de la esencia argentina, como el mate y el dulce de leche.
De hecho, en las tiendas que venden productos para turistas es común ver no solo los libros de Mafalda sino también toda una serie de objetos decorados con este emblemático personaje.
La fama de Mafalda fue tal que Quino nunca pudo escapar de su personaje más famoso: a pesar de que había dejado de hacer la tira cómica hace 47 años -según dijo porque se le agotaron las ideas-, ninguno de sus trabajos posteriores recibieron ese mismo reconocimiento.
Sus inicios
Este tímido hijo de inmigrantes andaluces, nacido en la provincia centroccidental de Mendoza, descubrió su vocación de muy pequeño, gracias a la influencia de su tío Joaquín Tejón, quien era pintor y diseñador gráfico.
De hecho recibió su apodo, Quino, para distinguirlo de su tocayo, con quien se mudaría a los 15 años, luego de que su madre falleciera de cáncer y su padre de un infarto, con apenas tres años de diferencia.
En las pocas entrevistas que concedió a lo largo de su vida, Quino reveló que odiaba ir al colegio y que por eso el personaje con el que más se identificaba de su famosa viñeta era Felipe, el amigo de Mafalda quien sufría por tener que ir a la escuela.
Ya de joven, y con varias historietas de su creación, se mudó a la capital, Buenos Aires, donde buscó trabajo en diarios, revistas y agencias publicitarias.
Como muchos otros jóvenes del interior del país, Quino vivió en pensiones, en las que compartía habitación con tres o cuatro compañeros.
A los 22 años (en 1954) logró que se publicara su primer dibujo en la revista Esto es, donde siguió trabajando por tres años.
Luego publicó viñetas políticas en otra revista: Rico Tipo.
Pero su salto a la fama vendría de la forma más inesperada: a través de la publicidad.
Nace Mafalda
Un amigo lo presentó en una agencia publicitaria que buscaba a un dibujante para crear una campaña de publicidad encubierta para la empresa de electrodomésticos Mansfield.
La idea era crear una historieta sobre una familia que usara estos productos, para ofrecerla de manera gratuita a diarios y revistas.
El artista tenía que cumplir con dos objetivos: el nombre de quien protagonizara la viñeta tenía que empezar con "Ma", como la marca, y debía mostrar la vida de una familia argentina de clase media.
Quino inventó a Mafalda y a su famosa familia.
El inusual nombre de su protagonista vino de un personaje de una película argentina que recordaba haber visto el dibujante: "Dar la cara".
Lo curioso es que al final la campaña no se llevó a cabo.
Pero cuando un colega le ofreció publicar algún trabajo suyo en la revista Primera Plana, Quino presentó a Mafalda, y así, el 29 de septiembre de 1964 -hace 56 años y un día- salió a la luz quien se convertiría en el personaje de ficción más popular de su país.
Bajo perfil
A pesar del éxito enorme que tuvo la tira, Quino se resistió a la fama que trajo aparejada.
Por años colgó un cartel en su estudio que decía: "Por razones de timidez no se aceptan reportajes de ninguna índole".
"Elegí dibujar porque hablar me cuesta bastante", reconoció una de las veces que se animó a conceder una entrevista.
En otro reportaje contó que había decidido que su protagonista fuera del sexo femenino por influencia del movimiento de liberación de las mujeres de los años sesenta, y porque "las mujeres son más avispadas".
A lo largo de casi una década, Quino publicó un total 1.928 tiras protagonizadas por Mafalda.
Sus populares viñetas sobre la pequeña de ideas progresistas también se compilaron en libros, igual de exitosos.
La obra de Quino cruzó las fronteras y Mafalda se convirtió en un fenómeno editorial en el resto del mundo hispanohablante.
Pero el éxito tampoco se restringió al español: fue traducida a más de 35 idiomas, incluyendo el inglés, italiano, francés, hebreo, alemán, guaraní y coreano.
Finalmente, el 25 de junio de 1973, Quino dijo basta y publicó su última historia sobre Mafalda, sus padres, su pequeño hermano Guille, y sus entrañables amigos Felipe, Susanita, Miguelito y Manolito, entre otros.
Años después, explicaría que hacer una tira con personajes "es una esclavitud muy grande" y se autorretrataría vestido como preso con viñetas en lugar de rayas.
Reconocimiento internacional
Pero ni siquiera dejar de dibujar a Mafalda amainó el interés y la admiración por su creación.
En 2014, cuando la niña más famosa de Argentina cumplió 50 años, Quino fue reconocido con una de las mayores distinciones culturales del mundo hispano: el Premio Príncipe de Asturias, entregado por España.
Ese año también inauguró la 40° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, un evento que siempre atraía larguísimas colas cada vez que el dibujante aparecía para firmas copias de sus libros.
Quino también recibió la Orden Oficial de la Legión de Honor, el reconocimiento más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero.
"Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará", escribió este miércoles su editor, Daniel Divinsky, al dar a conocer su fallecimiento.
Como capaz reflexionaría la propia Mafalda: "A fin de cuentas, la humanidad no es nada más que un sándwich de carne entre el cielo y la tierra".
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