Motores asiáticos
| Viernes 18 enero, 2008
Motores asiáticos
Andrés Piedragil Gálvez
América Economía
Ricardo Salinas Pliego quiere bajarse de su motocicleta y subirse a un auto. Desde hace cuatro años, a través de su cadena de tiendas Elektra, la corporación que dirige el excéntrico empresario mexicano distribuye las motocicletas chinas “Italika”, cuyas ventas en ese lapso suman 400 mil unidades. A partir de esa experiencia, el Grupo Salinas quiere ahora añadir dos ruedas a su estrategia automotriz y comenzar a vender automóviles.
La iniciativa automovilística es también de la mano de los chinos. A través de una alianza con el fabricante First Automobile Works (FAW) —el segundo mayor de la nación asiática y que en su país tiene sociedades con Volkswagen, Audi, Toyota y Mazda—, la corporación de Salinas Pliego quiere llenar las avenidas mexicanas con autos marca FAW.
Para hacerlo posible, Salinas de paso debe levantar una planta ensambladora en el estado de Michoacán por $150 millones, y así cumplir con el requisito que impone la legislación mexicana, la que obliga a quien desee vender autos en el país a realizar una inversión de a lo menos $100 millones. La primera piedra de la planta ya fue colocada y se espera que entre en funcionamiento en 2010. Hasta ese momento, Salinas tendrá que importar los coches directamente desde China.
A partir de 2008 comenzarán a llegar a suelo mexicano los primeros modelos FAW. Se trata de Xiali y Vita, los que, a su vez, estarán disponibles en versiones hatchback y sedán. Los vehículos serán comercializados a través de las tiendas Elektra, sumando, a fines del primer trimestre de 2008, una red inicial de 20 agencias de venta y servicio.
La estrategia de venta de los automotores asiáticos se apegará a los principios que han consolidado el crecimiento del Grupo Salinas en otras industrias: foco en los sectores de bajos ingresos, sinergias con otras organizaciones de la estructura empresarial y precios bajos con facilidad de pago. “No vamos por los clientes de otras marcas de autos. En realidad, vamos a contribuir a que el mercado automotor crezca”, dice Javier Sarro, director general de Grupo Salinas Motors. “Vamos por la persona que nunca ha poseído un auto, o que solo ha tenido usados”.
En términos de precio, los autos de Salinas tendrán un nivel de entrada en torno a $6.300, y los más caros alcanzarán los $10 mil. Como comparación, dos de los autos más populares entre los mexicanos de bajos ingresos, los modelos Chevy y Corsa de Chevrolet, tienen un precio promedio que oscila entre los $7.700 y los $8.100, respectivamente.
A la ventaja económica, se le sumará el poder de las sinergias del grupo, por ejemplo, que los distribuidores serán respaldados por programas de financiamiento que otorgará Banco Azteca, la institución financiera de Salinas. “Dependiendo del plan de financiamiento, una persona podría pagar $32 a la semana por su auto”, dice Sarro.
Para la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), la incursión de Grupo Salinas será positiva para el sector, siempre y cuando cumpla con los estándares de emisiones y seguridad. “Su ingreso es positivo [...] pero la empresa debe contar con el respaldo de una red de talleres mecánicos en escala nacional, e inventarios de refacciones para atender las peticiones de los clientes. Es un trabajo arduo”, dice César Flores, presidente de la organización.
Con su ingreso, FAW se convierte en el primer fabricante chino que se establece en México, mercado donde otros extranjeros, como los japoneses Nissan y Toyota, y los estadounidenses Ford, Honda y Chrysler, ya han levantado plantas ensambladoras.
Todos estos fabricantes, además de surtir el mercado local, utilizan a México como trampolín para servir otros mercados de la región. Por lo mismo, en la industria se especula que la verdadera intención de Salinas es comenzar a exportar cuando la planta de Michoacán se encuentre operativa.
Algo que parece razonable, tomando en cuenta que todo el mercado mexicano en 2006 absorbió algo más de 1 millón de unidades, mientras que la planta de FAW está diseñada para producir 100 mil unidades por año.
Andrés Piedragil Gálvez
América Economía
Ricardo Salinas Pliego quiere bajarse de su motocicleta y subirse a un auto. Desde hace cuatro años, a través de su cadena de tiendas Elektra, la corporación que dirige el excéntrico empresario mexicano distribuye las motocicletas chinas “Italika”, cuyas ventas en ese lapso suman 400 mil unidades. A partir de esa experiencia, el Grupo Salinas quiere ahora añadir dos ruedas a su estrategia automotriz y comenzar a vender automóviles.
La iniciativa automovilística es también de la mano de los chinos. A través de una alianza con el fabricante First Automobile Works (FAW) —el segundo mayor de la nación asiática y que en su país tiene sociedades con Volkswagen, Audi, Toyota y Mazda—, la corporación de Salinas Pliego quiere llenar las avenidas mexicanas con autos marca FAW.
Para hacerlo posible, Salinas de paso debe levantar una planta ensambladora en el estado de Michoacán por $150 millones, y así cumplir con el requisito que impone la legislación mexicana, la que obliga a quien desee vender autos en el país a realizar una inversión de a lo menos $100 millones. La primera piedra de la planta ya fue colocada y se espera que entre en funcionamiento en 2010. Hasta ese momento, Salinas tendrá que importar los coches directamente desde China.
A partir de 2008 comenzarán a llegar a suelo mexicano los primeros modelos FAW. Se trata de Xiali y Vita, los que, a su vez, estarán disponibles en versiones hatchback y sedán. Los vehículos serán comercializados a través de las tiendas Elektra, sumando, a fines del primer trimestre de 2008, una red inicial de 20 agencias de venta y servicio.
La estrategia de venta de los automotores asiáticos se apegará a los principios que han consolidado el crecimiento del Grupo Salinas en otras industrias: foco en los sectores de bajos ingresos, sinergias con otras organizaciones de la estructura empresarial y precios bajos con facilidad de pago. “No vamos por los clientes de otras marcas de autos. En realidad, vamos a contribuir a que el mercado automotor crezca”, dice Javier Sarro, director general de Grupo Salinas Motors. “Vamos por la persona que nunca ha poseído un auto, o que solo ha tenido usados”.
En términos de precio, los autos de Salinas tendrán un nivel de entrada en torno a $6.300, y los más caros alcanzarán los $10 mil. Como comparación, dos de los autos más populares entre los mexicanos de bajos ingresos, los modelos Chevy y Corsa de Chevrolet, tienen un precio promedio que oscila entre los $7.700 y los $8.100, respectivamente.
A la ventaja económica, se le sumará el poder de las sinergias del grupo, por ejemplo, que los distribuidores serán respaldados por programas de financiamiento que otorgará Banco Azteca, la institución financiera de Salinas. “Dependiendo del plan de financiamiento, una persona podría pagar $32 a la semana por su auto”, dice Sarro.
Para la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), la incursión de Grupo Salinas será positiva para el sector, siempre y cuando cumpla con los estándares de emisiones y seguridad. “Su ingreso es positivo [...] pero la empresa debe contar con el respaldo de una red de talleres mecánicos en escala nacional, e inventarios de refacciones para atender las peticiones de los clientes. Es un trabajo arduo”, dice César Flores, presidente de la organización.
Con su ingreso, FAW se convierte en el primer fabricante chino que se establece en México, mercado donde otros extranjeros, como los japoneses Nissan y Toyota, y los estadounidenses Ford, Honda y Chrysler, ya han levantado plantas ensambladoras.
Todos estos fabricantes, además de surtir el mercado local, utilizan a México como trampolín para servir otros mercados de la región. Por lo mismo, en la industria se especula que la verdadera intención de Salinas es comenzar a exportar cuando la planta de Michoacán se encuentre operativa.
Algo que parece razonable, tomando en cuenta que todo el mercado mexicano en 2006 absorbió algo más de 1 millón de unidades, mientras que la planta de FAW está diseñada para producir 100 mil unidades por año.