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Moody’s, el problema fiscal y la gobernabilidad política

Albino Vargas Barrantes redaccion@larepublica.net | Viernes 22 enero, 2021

Albino

Albino Vargas Barrantes

Secretario General

Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Las famosas y tristemente célebres agencias calificadoras de riesgo son, según nuestra visión, una especie de policía financiera del planeta, con un poder de tal calibre que rebasa los marcos de la institucionalidad democrática y republicana de los Estados que “caen en desgracia” por sus desórdenes fiscales; aunque nunca, que sepamos, se les juzga a esos Estados por tener sistemas tributarios regresivamente injustos, obsoletos, arcaicos, corruptos, los cuales son fundamento esencial de esos desórdenes fiscales.

Las principales agencias calificadoras a nivel global son Fitch Ratings, Standard & Poor’s y Moody’s. No pocos cuestionamientos y críticas han sufrido en los últimos tiempos, especialmente con relación a la crisis financiera global del 2008, pues se les acusó de estar mirando para otro lado cuando el desastre estaba ante sus narices. Millones de personas, de diversas clases sociales, lo perdieron todo.

A Costa Rica la tienen en la mira intensiva en tiempo reciente y aquí, los del control ideológico-político del real poder gobernante, junto a sus vocerías mediáticas principales (las del periodismo de odio); “tiemblan” ante el anuncio de que algunas de las tres principales calificadoras de riesgo, le bajarán la nota de riesgo-país.

Hace pocos días, en el marco de la visita al país de la delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), se dio a conocer un reporte de prensa que empezó así: “La agencia calificadora Moody´s señaló que el problema costarricense no es de orden fiscal, sino que se trata de un problema de gobernabilidad política”. Además, se apuntó esto: ««El verdadero obstáculo es la falta de voluntad política que impera para alcanzar un acuerdo sobre cómo financiar el déficit», señaló la calificadora.

Entonces, veamos: Si Moody’s indica que “…el problema costarricense no es de orden fiscal, sino que se trata de un problema de gobernabilidad política”; además de que en esto del manejo de la crisis fiscal del país, “El verdadero obstáculo es la falta de voluntad política que impera para alcanzar un acuerdo sobre cómo financiar el déficit»; entonces, sin duda alguna, nuestra clase política hegemónicamente dominante en la actualidad, está totalmente perdida; o bien, está actuando perversamente mal con propósitos ocultos.

Lo que sí es acertadísimo por parte de esta agencia calificadora Moody’s es que hay en Costa Rica un grave problema de gobernabilidad política que puede ser interpretado desde diversas perspectivas.

Desde la nuestra, que es la de la lucha social y cívica, es de tal magnitud que estamos “…, ante el descrédito cada vez más generalizado de los partidos, de los representantes populares y de los funcionarios gubernamentales…; según el trabajo de investigación Las razones de la desobediencia civil en las sociedades democráticas (The reasons for civil disobedience in democratic societies). Su autora es Julieta Marcone, profesora–investigadora de tiempo completo de la Academia de Ciencia Política y Administración Urbana de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Si resaltamos de la nota de Moody’s lo ya indicado; y si mencionamos el trabajo de la intelectual mexicana Las razones de la desobediencia civil en las sociedades democráticas (2009); es porque creemos que a nivel de los reales movimientos sociales y de aquellas organizaciones civiles de diversa naturaleza que estén no alineadas; debemos pensarnos que de una crisis de ingobernabilidad profunda a la desobediencia civil podría existir un espacio muy corto.

El problema de ingobernabilidad política, por un lado; y por otro, el de la falta de voluntad política para alcanzar un acuerdo sobre cómo financiar el déficit; no parece interesarle a la gente del real poder político y económico actual. A pesar de que sus principales operadores políticos en las instancias ejecutiva y legislativa, sufren el descrédito cada vez más generalizado de los partidos, de los representantes populares y de los funcionarios gubernamentales…; insisten en provocar la desestabilización social, la confrontación y el desconocimiento peligroso de fuertes grupos y sectores de la sociedad que ya están al borde de expresiones de todo tipo, algunas inusitadas para la convivencia ordinaria costarricense. Seguir por el camino de la exclusión social y económica solamente nos conduce al desastre.








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