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Monopolios rampantes, precios asfixiantes

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 16 octubre, 2008


De cal y de arena
Monopolios rampantes, precios asfixiantes

Alvaro Madrigal

A pesar de que la Constitución Política clara y terminantemente prohíbe los monopolios particulares en toda actividad económica, prohibición que en forma expresa se extiende a todo acto que amenace o restrinja la libertad de comercio, agricultura e industria; a pesar de ser obvia en el mercado nacional la presencia de estructuras y prácticas monopólicas y oligopólicas que están afectando el comportamiento de los precios; a pesar de que la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor faculta al Gobierno para actuar en consonancia con el mandato constitucional, poco o nada es lo que se hace desde el Poder Ejecutivo para rescatar las reglas de juego de la competencia y preservar el interés público que hay en la implementación de la normativa vigente. Salvada la eventualidad de que el TLC ate las manos del Gobierno, la inercia no vendrá por desconocimiento pues en sus entrevistas el Ministro de Economía evidencia estar al tanto de las dimensiones del problema. Pienso, entonces, que están interfiriendo “fuerzas incontrastables” acostumbradas a influir en la toma de decisiones políticas gracias a viciadas prácticas de comercio toleradas por un Estado desguazado deliberadamente y así neutralizar su capacidad contralora y reguladora. Pueden removerse los obstáculos pero esto pasa por materializar los propósitos que enuncia y anuncia el ministro Marco Vargas y por enfrentar la poderosa concentración de fuerzas económicas y políticas que hacen clavos de oro al amparo de prácticas monopolísticas y que, de cara al trámite de un proyecto de ley para robustecer las facultades de la Comisión Promotora de la Competencia, ya le presentan resistencia: dicen estar a favor de regulaciones balanceadas mas no de regulaciones desproporcionadas. Confites en los infiernos, visto el infortunado marasmo en que cayó la Ley de Competencia y Defensa del Consumidor.

El consumidor de limitados ingresos es la primera víctima de este estado de cosas. Percibe la existencia de un artificioso juego con los precios y se pregunta cómo es que los ajustes solo son inmediatos y violentos cuando ascienden mas no cuando deben bajar. Lo evidencia la lucha de las asociaciones de agricultores por la reapertura del registro de agro-químicos a los productos genéricos (hay una presa de más de 450 productos genéricos y de marca esperando su registro desde 2004), que testimonia la dimensión de las dificultades cuando se trata de desafiar las “fuerzas incontrastables”: la mayoría parlamentaria que le prometió holgado apoyo llegó a flaquear y aunque ahora esa lucha recupera impulso gracias al grito de auxilio que imploran los agricultores organizados, de la gaveta surge una propuesta mezquina para con la idea original de abatir el sobreprecio que hoy deben pagar los agricultores por los agroquímicos de marca, superior en $30 millones al costo de los genéricos, calcula el diputado José Joaquín Salazar. Peso más o peso menos, la cuestión agobia a un agricultor subestimado en las políticas de gobierno que han resultado acogedor albergue para los monopolios.

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