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Mis tres sobrinos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 08 diciembre, 2010


Tengo tres sobrinos que nacieron mediante la fecundación in vitro; el muchacho tiene 13 años y las gemelas nueve. Han traído felicidad a una pareja que, sin este procedimiento, probablemente hubiera quedado sola. Cuento esto para establecer que tengo un sesgo al hablar del tema que surge de nuevo en Costa Rica a raíz de las declaraciones recientes de Benedicto XVI dirigidas específicamente al país.

La Iglesia católica ha perdurado por muchos siglos a merced de su inamovilidad con respecto a la doctrina básica que protege y predica, pero no le ha ido tan bien cuando se trata de su posición frente a los avances científicos. Ha perdido feligreses cuando esa reticencia frente al cambio impide el reconocimiento de los descubrimientos en diferentes ámbitos de la ciencia. El caso puntual más famoso en ese sentido es el de Pablo V y su condena a Galileo por su descubrimiento que la Tierra da vuelta al Sol, y no al revés.

Pero más relacionado con el caso de la fecundación in vitro es la insistencia de muchos médicos católicos, incluyendo sacerdotes, en usar sanguijuelas para extraer sangre de los enfermos cuando ya existían medicamentos que eran más eficaces. Un desangre supuestamente eliminaba los “malos humores” que pudieran tener sus orígenes en el estado pecaminoso del paciente. Algunas de las medicinas que competían con las sanguijuelas fueron creadas por mujeres del mercado, y hay varios casos documentados cuando estas fueron declaradas brujas por sacerdotes locales y ejecutadas en lo que se llamaba un “auto de fe”.

La defensa de posiciones equívocas con respecto a la ciencia de parte de la Iglesia católica solo se ha podido mantener por un periodo perentorio y luego ha habido ajustes. Es casi inevitable que en años venideros tendrá que haber un cambio de parte de la Iglesia con respecto a la fecundación in vitro; la técnica va a mejorar, subsanando algunos de los cuestionamientos de los religiosos. También es probable que será menos costoso para las parejas que quieren hijos y no pueden tenerlos de otra manera.

Este cambio del futuro no resolverá el problema que tienen las parejas ticas que actualmente quieren usar el procedimiento pero no pueden por una legislación tica, fundamentada en una posición religiosa obsoleta, y que viola sus derechos humanos de procrear.

Es una situación anómala, en la que de nuevo se equivoca la Sala IV, donde uno de los países más progresivos en la América Latina es el único que prohíbe la fecundación in vitro. Costa Rica ha estado en la vanguardia en el movimiento a favor de la igualdad de género, en lo que son los programas de planificación familiar, y en lo que es el fortalecimiento de los derechos de todos los niños a una educación y del pueblo a un sistema de salud universal. Es un país que merced al nivel educativo de su pueblo ha creado una capacidad en lo que es la exportación de servicios, en la creación de una industria de software exitosa, y que ahora con el liderazgo de Franklin Chang está produciendo un motor de plasma para la exploración espacial.

Sin perder el respeto a Benedicto XVI, es imperativo que la Asamblea Legislativa apruebe la legislación que permita que toda pareja costarricense que quiera tener hijos pueda hacerlo, usando los métodos disponibles a través de la medicina moderna.

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