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Mi carta al Niñito esta Navidad

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 21 diciembre, 2020

m

Miguel A. Rodríguez

Expresidente

Costa Rica

Para salvarnos de nosotros mismos, nació en el pesebre que San José se las agenció para conseguir y convertir en hogar, cuando no encontraron posada. Es el Creador, el Todopoderoso, pero para iluminar nuestro camino se encarnó en el vientre de una joven virgen y nació como un frágil bebé… y en la pobreza. Para darnos ejemplos de dar se dio a nosotros, y Él, dueño de todo, recibió regalos de humildes pastores y de sabios venidos de Oriente.

Si nos concedió ya tales dones y nos dio semejante ejemplo, ¿a quién mejor que al Niñito Dios podemos solicitar ayuda al final de este terrible año?

Cómo hace más de 70 años lo hacía, le escribo al Niñito Dios esta Navidad:

Niñito Dios acoge en Tu Gloria a todos los que han perecido y perecerán con esta cruel pandemia, y llena de paz y esperanza los corazones de los familiares que los han perdido.

Niñito Dios llena de amor nuestras acciones para que evitemos los contagios y no colapsen las unidades de cuidados intensivos, provocando la muerte de personas inocentes de las irresponsabilidades de otros.

Niñito Dios bendice muy en especial a todas las personas que durante esta pandemia han atendido a los enfermos, a los marginados, a quienes más han sufrido.

Niñito Dios ilumina las mentes y enciende en amor los corazones de gobernantes, congresistas y jueces para que con valentía cumplan con su cometido; para que usen el conocimiento que el peregrinar milenario de tus criaturas les ha permitido adquirir y no los prejuicios que los maniatan; para que actúen en favor del pueblo, especialmente de los más pobres, y no de pasajeros intereses egoístas o electorales.

Niñito Dios -en medio de la inmensa necesidad que sufre nuestro país y el mundo- infúndenos el coraje de no hacer bandos ni defender intereses que nos dividen, sino de unirnos en amor fraterno para bien de todos y en especial de las personas más pobres y marginadas.

Niñito Dios que el dolor causado por ese insignificante virus nos llene de humildad y aprendamos a ser compasivos, amables, responsables, fraternos con todos, pero preferencialmente con los pobres.

Niñito Dios haznos conscientes de las limitaciones que nos rodean y de la importancia del conocimiento, y enséñanos a ser parte de la creación, a desarrollarla y a preservarla en beneficio de la humanidad de hoy y de mañana.

Niñito Dios ayúdanos a partir de la buena fe de los demás, no como ingenuidad, sino como convicción de la fragilidad que todos compartimos, para que podamos construir juntos en favor de todos el Gran Reinicio posterior a esta pandemia.

Niñito Dios guía nuestros pasos para que alumbremos ese Gran Reinicio con más amor, más justicia y mejor uso de los muchos dones que nos das y no sabemos aprovechar.

Niñito Dios que todos, incluso en medio del dolor de la enfermedad y la muerte, del desempleo y de la pobreza, podamos darte gracias por amarnos y enseñarnos a amar.







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