Mentirillas comunes en el trabajo
Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Jueves 30 julio, 2009
Mentirillas comunes en el trabajo
Por más blancas que sean, afectan la reputación e incluso el crecimiento del empleado dentro de la organización
Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net
“Llegué tarde porque había mucha presa”, “qué extraño, no me llegó el correo electrónico con la información”, “sí, ya te envíe el correo desde temprano debe ser un problema del servidor”, “no puedo ir, estoy enfermo”.
Estas son algunas mentiras “blancas” que ya muchos jefes han escuchado de la boca de sus empleados.
Situaciones o excusas en muchas ocasiones trilladas, y que pueden ser reales, pero cuando se hacen frecuentes no queda otra salida que comenzar un ciclo de desconfianza que solo afecta a quien las dice.
La honestidad es uno de los valores más apreciados en toda organización, precisamente porque genera un ambiente de confianza, esto no quiere decir que una mentirilla de vez cuando lo haga un mal empleado, pero sí se debe ser consciente de las consecuencias que pueden generar.
“Considero que es un problema de actitud, cuesta cambiar más las actitudes que las competencias de la persona, entonces si uno no toma conciencia de su problemática y no hace un propósito de cambio es casi imposible de rescatar”, comentó Alejandro Oreamuno Gutiérrez, gerente de Recursos humanos de GESSA.
Una de sus recomendaciones para afrontar el problema si es muy frecuente es enfrentarlo, siempre hablar directo pero con respeto, ya que muchas veces una excusa puede funcionar pero la tercera vez es casi imposible.
Algunas mentiras frecuentes
Todo está bajo control
“No vengas con un problema sino con una solución”, es una frase cliché entre los gerentes pero muy cierta, por eso admitir que la situación se salió de control es lo peor para cualquier empleado. Lo mejor es ser honesto, explicarle a alguien que está atrasado con el proyecto o no le está saliendo bien para que le puedan ayudar.
Será un placer
Esta frase es conocida entre los empleados, aunque realmente no sea un placer para ellos llevar a cabo una tarea asignada por el jefe. Lo recomendable es que sea claro sobre lo que le gusta o no de esa tarea, así podrá sacar mayor provecho de sus habilidades.
Estancado en el tráfico
Esta es una mentira muy común, ya que sería un suicidio profesional admitir que uno quedaron dormido o que es un perezoso.
Estaba pensando lo mismo
Todos en el trabajo odian a los “brochas” o aduladores, incluso el jefe. No trate de ganar favores aprobando todo lo que su jefe diga, probablemente usted no tenga la misma idea, lo mejor es decirla.
Fuente: careerbuilder.com
Walter Madrigal
Gerente Comercial de Multifrio
“Las más comunes son cuando la gente llega tarde y dice que el bus se quedó varado, también cuando se les pregunta por algún proyecto y dicen que ya casi lo tienen listo y a la hora llegada no está completo, ahí viene otra mentira cuando dicen que no entendieron bien las pautas de ese proyecto, por ejemplo. Otras mentiras comunes que afectan la reputación de un empleado son las que les dicen a los clientes, cuando se comprometen a cumplir un tiempo de entrega que es imposible, cuando ofrecen descuentos que no se pueden dar. Con esto lo que pasa es que se pierde la confianza y cuando no hay confianza esa persona no es elegible para un puesto de relevancia”.
Caterina Ingianna
Gerente de Mercadeo y Ventas Librería Internacional
“Creo que la mentira más común es por las llegadas tardías, y la excusa son las presas o los choques. Ahora con la comunicación electrónica se está volviendo muy común la excusa de que ya enviaron alguna información por correo y que no entiende por qué no le ha llegado, debe haber algún problema con el servidor... Cuando situaciones como estas se vuelven muy frecuentes, el problema es que la credibilidad de la persona se pone en juego. La organización al final se ve afectada por estas mentiras blancas, por la ruptura que se da en los procesos y entre las personas por falta de confianza en el trabajo del otro. Es importante tratar de mantener un ambiente sano, donde la comunicación sea constante y transparente”.
Alejandro Oreamuno Gutiérrez
Gerente de Recursos humanos GESSA
De las más frecuentes es “estoy enfermo”, y eso se utiliza doblemente para justificar ausencia o para no terminar un trabajo o porque no lo hice a tiempo; y se fingen dolencias por ejemplo que levantado una caja les dio una contractura y cuando el médico de la empresa los revisa están bien. Otra es “no tengo quien me cuide a los chiquitos”. Estas situaciones pueden darse, pero ya uno sabe cuando son ciertas o no, pues los mentirosos lo hacen con frecuencia. Con este comportamiento uno llega a estigmatizar a la persona como mentirosa, pierde credibilidad y si a esto se suma atraso en los trabajos es un pasaporte para un despido”.
Por más blancas que sean, afectan la reputación e incluso el crecimiento del empleado dentro de la organización
Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net
“Llegué tarde porque había mucha presa”, “qué extraño, no me llegó el correo electrónico con la información”, “sí, ya te envíe el correo desde temprano debe ser un problema del servidor”, “no puedo ir, estoy enfermo”.
Estas son algunas mentiras “blancas” que ya muchos jefes han escuchado de la boca de sus empleados.
Situaciones o excusas en muchas ocasiones trilladas, y que pueden ser reales, pero cuando se hacen frecuentes no queda otra salida que comenzar un ciclo de desconfianza que solo afecta a quien las dice.
La honestidad es uno de los valores más apreciados en toda organización, precisamente porque genera un ambiente de confianza, esto no quiere decir que una mentirilla de vez cuando lo haga un mal empleado, pero sí se debe ser consciente de las consecuencias que pueden generar.
“Considero que es un problema de actitud, cuesta cambiar más las actitudes que las competencias de la persona, entonces si uno no toma conciencia de su problemática y no hace un propósito de cambio es casi imposible de rescatar”, comentó Alejandro Oreamuno Gutiérrez, gerente de Recursos humanos de GESSA.
Una de sus recomendaciones para afrontar el problema si es muy frecuente es enfrentarlo, siempre hablar directo pero con respeto, ya que muchas veces una excusa puede funcionar pero la tercera vez es casi imposible.
Algunas mentiras frecuentes
Todo está bajo control
“No vengas con un problema sino con una solución”, es una frase cliché entre los gerentes pero muy cierta, por eso admitir que la situación se salió de control es lo peor para cualquier empleado. Lo mejor es ser honesto, explicarle a alguien que está atrasado con el proyecto o no le está saliendo bien para que le puedan ayudar.
Será un placer
Esta frase es conocida entre los empleados, aunque realmente no sea un placer para ellos llevar a cabo una tarea asignada por el jefe. Lo recomendable es que sea claro sobre lo que le gusta o no de esa tarea, así podrá sacar mayor provecho de sus habilidades.
Estancado en el tráfico
Esta es una mentira muy común, ya que sería un suicidio profesional admitir que uno quedaron dormido o que es un perezoso.
Estaba pensando lo mismo
Todos en el trabajo odian a los “brochas” o aduladores, incluso el jefe. No trate de ganar favores aprobando todo lo que su jefe diga, probablemente usted no tenga la misma idea, lo mejor es decirla.
Fuente: careerbuilder.com
Walter Madrigal
Gerente Comercial de Multifrio
“Las más comunes son cuando la gente llega tarde y dice que el bus se quedó varado, también cuando se les pregunta por algún proyecto y dicen que ya casi lo tienen listo y a la hora llegada no está completo, ahí viene otra mentira cuando dicen que no entendieron bien las pautas de ese proyecto, por ejemplo. Otras mentiras comunes que afectan la reputación de un empleado son las que les dicen a los clientes, cuando se comprometen a cumplir un tiempo de entrega que es imposible, cuando ofrecen descuentos que no se pueden dar. Con esto lo que pasa es que se pierde la confianza y cuando no hay confianza esa persona no es elegible para un puesto de relevancia”.
Caterina Ingianna
Gerente de Mercadeo y Ventas Librería Internacional
“Creo que la mentira más común es por las llegadas tardías, y la excusa son las presas o los choques. Ahora con la comunicación electrónica se está volviendo muy común la excusa de que ya enviaron alguna información por correo y que no entiende por qué no le ha llegado, debe haber algún problema con el servidor... Cuando situaciones como estas se vuelven muy frecuentes, el problema es que la credibilidad de la persona se pone en juego. La organización al final se ve afectada por estas mentiras blancas, por la ruptura que se da en los procesos y entre las personas por falta de confianza en el trabajo del otro. Es importante tratar de mantener un ambiente sano, donde la comunicación sea constante y transparente”.
Alejandro Oreamuno Gutiérrez
Gerente de Recursos humanos GESSA
De las más frecuentes es “estoy enfermo”, y eso se utiliza doblemente para justificar ausencia o para no terminar un trabajo o porque no lo hice a tiempo; y se fingen dolencias por ejemplo que levantado una caja les dio una contractura y cuando el médico de la empresa los revisa están bien. Otra es “no tengo quien me cuide a los chiquitos”. Estas situaciones pueden darse, pero ya uno sabe cuando son ciertas o no, pues los mentirosos lo hacen con frecuencia. Con este comportamiento uno llega a estigmatizar a la persona como mentirosa, pierde credibilidad y si a esto se suma atraso en los trabajos es un pasaporte para un despido”.