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Medvédev ante relaciones gélidas con Washington

| Martes 04 marzo, 2008




Medvédev ante relaciones gélidas con Washington

Señalado por Vladimir Putin para sucederlo, nuevo presidente ruso obtuvo 70% de los votos de la elección popular

Washington
EFE

El nuevo presidente ruso, Dmitri Medvédev, es un perfecto desconocido en Estados Unidos, aunque de momento no se espera que imprima grandes cambios a una relación bilateral que hoy por hoy goza de la calidez del hielo.
Medvédev, elegido personalmente por el presidente saliente, Vladímir Putin, logró este domingo la victoria en las urnas con el 70% de los votos, en unos comicios que los observadores occidentales consideraron irregulares.
Aunque su victoria estaba más o menos “cantada”, eso no quiere decir que en Estados Unidos nadie pueda presumir de conocerle. Apenas se sabe lo básico: abogado, de 42 años, se encuentra en el ala más liberal del círculo de allegados a Putin.
Incluso el propio presidente de Estados Unidos, George W. Bush, admitió no saber prácticamente nada de su nuevo colega.
En un debate televisado la semana pasada, ninguno de los dos aspirantes presidenciales demócratas, Barack Obama y Hillary Clinton, pudo dar muchos datos sobre Medvédev. Clinton ni siquiera pudo pronunciar su nombre correctamente.
Pese al confesado desconocimiento, la primera reacción de Estados Unidos, por boca del portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, fue la de expresar su disposición a colaborar con el nuevo mandatario.
Aunque enfriadas notablemente en los últimos años, y en particular en los últimos meses a raíz del plan de Estados Unidos para desplegar un escudo antimisiles en el este de Europa que Rusia ve como una amenaza, Washington concede una gran importancia a sus relaciones con Moscú.
En particular, apuntaron los expertos, si las relaciones no han ido a peor es por el interés que Washington tiene en lo que respecta a la lucha antiterrorista y la cooperación sobre el programa nuclear iraní, contra el que Moscú ha apoyado -aunque sin gran entusiasmo- la imposición de sanciones en la ONU.
O, como dijo ayer Johndroe, “nos conviene tanto a Rusia como a Estados Unidos colaborar en áreas de interés común como la no proliferación nuclear, la lucha contra el terrorismo y el combate contra los delitos internacionales”.
Bush recordó que él y Putin han tenido sus desencuentros pero “seguimos manteniendo una relación lo suficientemente cordial como para enfrentarnos a las amenazas y oportunidades comunes”.
“Será importante que el próximo presidente la mantenga”, sostuvo Bush.
Pero los expertos no esperan grandes cambios en la relación, al menos de momento.
Habrá que esperar, indicaron, a ver la dinámica que se establece entre Medvédev y su mentor, Putin, probable nuevo primer ministro, apuntó Stephen Sestanovich, del Consejo de Relaciones Exteriores.
En Rusia “habrá una persona nueva en el despacho presidencial, pero no está clara cuánta autoridad presidencial independiente vaya a ejercer”, explicó.
En el mismo sentido se expresó Sarah Mendelson, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS), que opinó que hay “grandes posibilidades de que Medvédev se convierta en alguien meramente simbólico, como el presidente en Alemania”.
Los expertos también opinaron que la inminencia de las propias elecciones presidenciales en Estados Unidos impedirá giros notables en la relación.
Según Sestanovich, “para un cambio de verdad en la relación es probable que tengamos que esperar hasta que los presidentes respectivos hayan asumido el poder en ambos países”.
Una vez ocurra esto, opina Sestanovich, “habrá un nuevo deseo de definirla de manera distinta, habrá otras opciones y tendremos que ver qué tipo de nuevas políticas surgen”.
Washington, desde luego, examinará muy de cerca en busca de pistas el discurso que Putin ofrecerá, como presidente saliente, la próxima semana en la cumbre de la OTAN en Bucarest.
Cuál sea la composición de la delegación rusa en la cumbre del Grupo de los Ocho en Japón en julio también será importante.
Medvédev, como jefe de Estado ruso, debe encabezarla, pero está por ver si un Putin primer ministro también acudirá y con qué relevancia.
Probablemente sea en Japón cuando se reúnan por primera vez Medvédev y Bush, que en su día aseguró que había visto el alma de Putin al mirarle a los ojos.
Habrá qué ver qué sucede en esa reunión, y si Bush, al mirar a los ojos del nuevo presidente, ve el alma de Medvédev (...) o es la de Putin.






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