McCain y Obama protagonizaron primer debate de la campaña
| Sábado 27 septiembre, 2008
Candidato republicano defendió éxito Irak
McCain y Obama protagonizaron primer debate de la campaña
Aspirante demócrata denunció derroche y desatino en invasión al país árabe
Oxford
EFE
La guerra de Irak protagonizó uno de los enfrentamientos en el debate entre el candidato republicano John McCain, que defiende que ha sido un éxito, y el demócrata Barack Obama, que considera que se ha producido con un gran derroche y desatino.
McCain, héroe de guerra de Vietnam, defendió la guerra de Irak, que ha permitido “traer paz y estabilidad” al país árabe, y destacó que las tropas tienen que volver a casa, con “victoria y con honor”.
No obstante, reconoció que el próximo presidente del país tendrá que decidir “cómo y cuándo regresan las tropas”, pero McCain dejó claro que debe ser cuando “se alcance el éxito militar”.
El republicano subrayó que “hay mucho en juego” y que es necesario estabilizar la región para evitar entre otras cosas un fortalecimiento de Irán.
Obama, que se preguntó “por qué fuimos a Irak”, destacó que: “ojalá hubiera estado en un error cuando me opuse a la guerra”, y subrayó que se han gastado hasta ahora $600 mil millones, se han perdido 4 mil vidas, y hay más de 40 mil heridos.
El demócrata insistió en su promesa de iniciar la retirada de tropas, de manera progresiva y responsable, 16 meses después de llegar a la Casa Blanca, con objeto de poder destinar recursos a otros conflictos, como el de Afganistán, porque: “no hemos vencido todavía a Al Qaeda”.
Después del dinero invertido en los conflictos bélicos, dijo Obama, “Al Qaeda está resurgiendo con más fuerza que nunca, y ello sin mencionar que nos estamos gastando $10 mil millones de al mes”.
“Ojalá no tenga que utilizar la fuerza militar cuando sea presidente”, dijo el demócrata, “pero si lo hago, lo haré con sabiduría”.
McCain, por su parte, acusó a Obama de haber votado en contra de la escalada militar que realizó Estados Unidos en Irak en enero de 2007, y de no reconocer los éxitos conseguidos al elevar las tropas a 165 mil soldados.
Obama reconoció que ha sido un éxito, pero sólo porque ha permitido “resolver el desastre que se había producido en los cuatro años anteriores” de la guerra.
Aclaró que si votó en contra de la escalada, no era por no dar más fondos al ejército, sino porque en la iniciativa legislativa no se había incluido un calendario de retirada, como pedían los demócratas.
Los candidatos difirieron también sobre cómo abordar una reforma fiscal.
A preguntas del moderador, el periodista de la cadena pública PBS Jim Lehrer, Obama afirmó que si llega a la presidencia recortará los impuestos para los ciudadanos con una renta inferior a los $250 mil anuales, el 95 por ciento de la población.
Obama afirmó que esos recortes darán un mayor desahogo económico a los ciudadanos y, por consiguiente, harán crecer a la economía, “en lugar de la política que hemos tenido hasta ahora de recortar impuestos a los más pudientes y tener la esperanza de que las ganancias de los más ricos se filtren a las clases inferiores”.
Por su parte, McCain acusó a su rival de querer aumentar los impuestos y, en particular, a las empresas, que, según él, ya padecen algunas de las cargas fiscales más altas del mundo. También afirmó que el demócrata aumentaría el gasto de Hacienda en cerca de $100 mil millones en nuevas partidas presupuestarias.
“Quiero mantener los impuestos bajos”, afirmó McCain, partidario de mantener los recortes fiscales aprobados por la Administración del presidente George W Bush.
Negociación vital
Los legisladores estadounidenses lograron desbloquear el viernes la negociación del programa de rescate al sistema financiero al haber acercado posiciones con los republicanos más conservadores, lo que alienta las expectativas de alcanzar un acuerdo durante el fin de semana.
Desde la Casa Blanca y desde el Congreso se mantiene la esperanza de que el plan de rescate de la industria financiera, arrastrada por la hecatombe hipotecaria, sea acordado antes de que los parqués financieros de todo el mundo abran las puertas el lunes.
Para ello, los legisladores -que han nombrado un equipo de cuatro personas, dos demócratas y dos republicanos, para limar las diferencias- deberán trabajar a fondo durante el fin de semana, lo que supone abandonar la idea inicial de que el Congreso inicie hoy un largo receso hasta las elecciones del cuatro de noviembre.
Pero el viernes se produjo un acercamiento, especialmente al haber logrado sentar en la mesa de negociación a un representante del ala más conservadora del partido republicano.
Los cuatro negociadores son los demócratas Chris Dodd y Barney Frank, y los republicanos Judd Gregg y Roy Blunt, este último perteneciente al grupo de republicanos más conservadores que se oponían al acuerdo.
Este grupo se negaba a dar su apoyo a la inyección de dinero público por importe de $700 mil millones, y prefería optar por una opción más cercana a sus ideales del libre mercado.
Los conservadores más reacios al acuerdo pusieron sobre la mesa un plan alternativo, que consistía en cobrar a los bancos intoxicados con la deuda hipotecaría una prima por compensación, de manera que este dinero podría utilizarse como seguro para la retirada de sus activos dañados.
Ante la pétrea oposición de este grupo, los líderes demócratas y los republicanos más moderados se mostraron de acuerdo en incluir algunas de las ideas de este plan alternativo.
“Creo que se están haciendo progresos”, dijo en una rueda de prensa la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi.
George W. Bush, presidente de Estados Unidos, también se mostró convencido de que el plan de rescate será aprobado y una vez salga adelante podrá calmar las turbulencias en los mercados.
Pelosi dijo que los demócratas están dispuestos a que el plan final dedique fondos para seguros que garanticen títulos vinculados a hipotecas, una idea adelantada por los republicanos de la Cámara Baja.
McCain y Obama protagonizaron primer debate de la campaña
Aspirante demócrata denunció derroche y desatino en invasión al país árabe
Oxford
EFE
La guerra de Irak protagonizó uno de los enfrentamientos en el debate entre el candidato republicano John McCain, que defiende que ha sido un éxito, y el demócrata Barack Obama, que considera que se ha producido con un gran derroche y desatino.
McCain, héroe de guerra de Vietnam, defendió la guerra de Irak, que ha permitido “traer paz y estabilidad” al país árabe, y destacó que las tropas tienen que volver a casa, con “victoria y con honor”.
No obstante, reconoció que el próximo presidente del país tendrá que decidir “cómo y cuándo regresan las tropas”, pero McCain dejó claro que debe ser cuando “se alcance el éxito militar”.
El republicano subrayó que “hay mucho en juego” y que es necesario estabilizar la región para evitar entre otras cosas un fortalecimiento de Irán.
Obama, que se preguntó “por qué fuimos a Irak”, destacó que: “ojalá hubiera estado en un error cuando me opuse a la guerra”, y subrayó que se han gastado hasta ahora $600 mil millones, se han perdido 4 mil vidas, y hay más de 40 mil heridos.
El demócrata insistió en su promesa de iniciar la retirada de tropas, de manera progresiva y responsable, 16 meses después de llegar a la Casa Blanca, con objeto de poder destinar recursos a otros conflictos, como el de Afganistán, porque: “no hemos vencido todavía a Al Qaeda”.
Después del dinero invertido en los conflictos bélicos, dijo Obama, “Al Qaeda está resurgiendo con más fuerza que nunca, y ello sin mencionar que nos estamos gastando $10 mil millones de al mes”.
“Ojalá no tenga que utilizar la fuerza militar cuando sea presidente”, dijo el demócrata, “pero si lo hago, lo haré con sabiduría”.
McCain, por su parte, acusó a Obama de haber votado en contra de la escalada militar que realizó Estados Unidos en Irak en enero de 2007, y de no reconocer los éxitos conseguidos al elevar las tropas a 165 mil soldados.
Obama reconoció que ha sido un éxito, pero sólo porque ha permitido “resolver el desastre que se había producido en los cuatro años anteriores” de la guerra.
Aclaró que si votó en contra de la escalada, no era por no dar más fondos al ejército, sino porque en la iniciativa legislativa no se había incluido un calendario de retirada, como pedían los demócratas.
Los candidatos difirieron también sobre cómo abordar una reforma fiscal.
A preguntas del moderador, el periodista de la cadena pública PBS Jim Lehrer, Obama afirmó que si llega a la presidencia recortará los impuestos para los ciudadanos con una renta inferior a los $250 mil anuales, el 95 por ciento de la población.
Obama afirmó que esos recortes darán un mayor desahogo económico a los ciudadanos y, por consiguiente, harán crecer a la economía, “en lugar de la política que hemos tenido hasta ahora de recortar impuestos a los más pudientes y tener la esperanza de que las ganancias de los más ricos se filtren a las clases inferiores”.
Por su parte, McCain acusó a su rival de querer aumentar los impuestos y, en particular, a las empresas, que, según él, ya padecen algunas de las cargas fiscales más altas del mundo. También afirmó que el demócrata aumentaría el gasto de Hacienda en cerca de $100 mil millones en nuevas partidas presupuestarias.
“Quiero mantener los impuestos bajos”, afirmó McCain, partidario de mantener los recortes fiscales aprobados por la Administración del presidente George W Bush.
Negociación vital
Los legisladores estadounidenses lograron desbloquear el viernes la negociación del programa de rescate al sistema financiero al haber acercado posiciones con los republicanos más conservadores, lo que alienta las expectativas de alcanzar un acuerdo durante el fin de semana.
Desde la Casa Blanca y desde el Congreso se mantiene la esperanza de que el plan de rescate de la industria financiera, arrastrada por la hecatombe hipotecaria, sea acordado antes de que los parqués financieros de todo el mundo abran las puertas el lunes.
Para ello, los legisladores -que han nombrado un equipo de cuatro personas, dos demócratas y dos republicanos, para limar las diferencias- deberán trabajar a fondo durante el fin de semana, lo que supone abandonar la idea inicial de que el Congreso inicie hoy un largo receso hasta las elecciones del cuatro de noviembre.
Pero el viernes se produjo un acercamiento, especialmente al haber logrado sentar en la mesa de negociación a un representante del ala más conservadora del partido republicano.
Los cuatro negociadores son los demócratas Chris Dodd y Barney Frank, y los republicanos Judd Gregg y Roy Blunt, este último perteneciente al grupo de republicanos más conservadores que se oponían al acuerdo.
Este grupo se negaba a dar su apoyo a la inyección de dinero público por importe de $700 mil millones, y prefería optar por una opción más cercana a sus ideales del libre mercado.
Los conservadores más reacios al acuerdo pusieron sobre la mesa un plan alternativo, que consistía en cobrar a los bancos intoxicados con la deuda hipotecaría una prima por compensación, de manera que este dinero podría utilizarse como seguro para la retirada de sus activos dañados.
Ante la pétrea oposición de este grupo, los líderes demócratas y los republicanos más moderados se mostraron de acuerdo en incluir algunas de las ideas de este plan alternativo.
“Creo que se están haciendo progresos”, dijo en una rueda de prensa la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi.
George W. Bush, presidente de Estados Unidos, también se mostró convencido de que el plan de rescate será aprobado y una vez salga adelante podrá calmar las turbulencias en los mercados.
Pelosi dijo que los demócratas están dispuestos a que el plan final dedique fondos para seguros que garanticen títulos vinculados a hipotecas, una idea adelantada por los republicanos de la Cámara Baja.