McCain se lo juega todo el último debate
| Miércoles 15 octubre, 2008
McCain se lo juega todo el último debate
Barack Obama aventaja a su rival republicano en los sondeos
Hempstead, Estados Unidos
EFE
Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, John McCain y Barack Obama, ultimaron ayer los preparativos para su último debate, hoy, en el que el demócrata busca consolidar su ventaja y el republicano se lo juega todo.
McCain, que se encuentra en los sondeos a una media de siete puntos por detrás de su rival demócrata, lanzó ayer un nuevo programa económico con el objetivo de alcanzar a Obama en el área donde este es más fuerte.
En un discurso en las afueras de Filadelfia, en Pensilvania, el candidato republicano presentó un plan por valor de $52.500 millones que promete eliminar los impuestos a los subsidios por desempleo y recortar el monto con el que actualmente se gravan las plusvalías.
El plan anunciado ayer por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de emplear $250 mil millones en la compra de acciones de los principales bancos del país para proporcionar una inyección de liquidez en el sistema financiero debe de tener, en opinión del candidato, una vigencia reducida que se prolongue solo hasta que esas instituciones hayan recuperado la salud económica.
“Cuando eso se logre, el Gobierno se deshará de sus intereses en esas empresas privadas, sacaremos al Gobierno de las tareas de rescate del sistema financiero y lo devolveremos a las tareas de una regulación responsable”, declaró el candidato republicano. Su rival demócrata ya presentó un plan económico el lunes en el que propone no solo suspender los impuestos a los subsidios por desempleo, sino también ampliar esas prestaciones.
Obama también ha pedido una moratoria de noventa días para la ejecución de hipotecas en algunos bancos y exenciones fiscales para las empresas creadoras de empleo.
Las encuestas indican que la mayoría de los ciudadanos considera a Obama el candidato más cualificado para hacerse cargo de los problemas económicos del país, un aspecto que le ha dado la ventaja en la intención de voto, al menos por el momento.
El republicano ha prometido aprovechar el debate de hoy, que se espera tenga una audiencia superior a los 60 millones de personas, para empezar a remontar.
O, según ha declarado él mismo, “patear donde ustedes ya saben” a su contrincante.
La tarea se le presenta, cuando menos, complicada. En los dos primeros debates, los votantes consideraron a Obama el ganador.
Además, en esta ocasión, los temas del debate no le favorecen, al menos a priori. Las preguntas se centrarán en torno a la economía y la política interior, asuntos en los que las encuestas dan la ventaja al candidato demócrata.
El debate, en la Universidad privada de Hofstra, en Hempstead (Nueva York), tiene previsto comenzar a las 01.00 GMT del jueves y se prolongará durante una hora y media, moderado por el periodista Bob Schieffer, de la cadena de televisión CBS.
Ambos candidatos se sentarán a una mesa y responderán las preguntas del moderador, a diferencia del debate celebrado hace una semana en Nashville, en el que las preguntas partieron del público.
El formato de aquel debate, descrito en los medios estadounidenses como “soporífero”, resultó muy criticado.
Las normas que acordaron las dos campañas no permitían prácticamente las réplicas y en la mayoría de los casos ambos candidatos presidenciales se limitaron a responder con trozos de sus discursos habituales de campaña.
Para evitar esto, Schieffer ha prometido que no se cohibirá a la hora de pedir a los dos contrincantes clarificaciones sobre las respuestas que den o, en un momento dado, pedirles que no se vayan por las ramas y contesten a lo que se les pregunta.
Para ambos, las recompensas están claras. Si Obama vuelve a ser considerado el vencedor del debate, las posibilidades de que McCain dé un vuelco a las encuestas se reducen mucho, a falta de algún tipo de acontecimiento imprevisto, y el demócrata tendría, quizás, expedito el camino a la Casa Blanca.
Si McCain consigue explicar con claridad y convencer a la audiencia sobre su plan económico, es posible que suponga el inicio de una remontada.
Barack Obama aventaja a su rival republicano en los sondeos
Hempstead, Estados Unidos
EFE
Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, John McCain y Barack Obama, ultimaron ayer los preparativos para su último debate, hoy, en el que el demócrata busca consolidar su ventaja y el republicano se lo juega todo.
McCain, que se encuentra en los sondeos a una media de siete puntos por detrás de su rival demócrata, lanzó ayer un nuevo programa económico con el objetivo de alcanzar a Obama en el área donde este es más fuerte.
En un discurso en las afueras de Filadelfia, en Pensilvania, el candidato republicano presentó un plan por valor de $52.500 millones que promete eliminar los impuestos a los subsidios por desempleo y recortar el monto con el que actualmente se gravan las plusvalías.
El plan anunciado ayer por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de emplear $250 mil millones en la compra de acciones de los principales bancos del país para proporcionar una inyección de liquidez en el sistema financiero debe de tener, en opinión del candidato, una vigencia reducida que se prolongue solo hasta que esas instituciones hayan recuperado la salud económica.
“Cuando eso se logre, el Gobierno se deshará de sus intereses en esas empresas privadas, sacaremos al Gobierno de las tareas de rescate del sistema financiero y lo devolveremos a las tareas de una regulación responsable”, declaró el candidato republicano. Su rival demócrata ya presentó un plan económico el lunes en el que propone no solo suspender los impuestos a los subsidios por desempleo, sino también ampliar esas prestaciones.
Obama también ha pedido una moratoria de noventa días para la ejecución de hipotecas en algunos bancos y exenciones fiscales para las empresas creadoras de empleo.
Las encuestas indican que la mayoría de los ciudadanos considera a Obama el candidato más cualificado para hacerse cargo de los problemas económicos del país, un aspecto que le ha dado la ventaja en la intención de voto, al menos por el momento.
El republicano ha prometido aprovechar el debate de hoy, que se espera tenga una audiencia superior a los 60 millones de personas, para empezar a remontar.
O, según ha declarado él mismo, “patear donde ustedes ya saben” a su contrincante.
La tarea se le presenta, cuando menos, complicada. En los dos primeros debates, los votantes consideraron a Obama el ganador.
Además, en esta ocasión, los temas del debate no le favorecen, al menos a priori. Las preguntas se centrarán en torno a la economía y la política interior, asuntos en los que las encuestas dan la ventaja al candidato demócrata.
El debate, en la Universidad privada de Hofstra, en Hempstead (Nueva York), tiene previsto comenzar a las 01.00 GMT del jueves y se prolongará durante una hora y media, moderado por el periodista Bob Schieffer, de la cadena de televisión CBS.
Ambos candidatos se sentarán a una mesa y responderán las preguntas del moderador, a diferencia del debate celebrado hace una semana en Nashville, en el que las preguntas partieron del público.
El formato de aquel debate, descrito en los medios estadounidenses como “soporífero”, resultó muy criticado.
Las normas que acordaron las dos campañas no permitían prácticamente las réplicas y en la mayoría de los casos ambos candidatos presidenciales se limitaron a responder con trozos de sus discursos habituales de campaña.
Para evitar esto, Schieffer ha prometido que no se cohibirá a la hora de pedir a los dos contrincantes clarificaciones sobre las respuestas que den o, en un momento dado, pedirles que no se vayan por las ramas y contesten a lo que se les pregunta.
Para ambos, las recompensas están claras. Si Obama vuelve a ser considerado el vencedor del debate, las posibilidades de que McCain dé un vuelco a las encuestas se reducen mucho, a falta de algún tipo de acontecimiento imprevisto, y el demócrata tendría, quizás, expedito el camino a la Casa Blanca.
Si McCain consigue explicar con claridad y convencer a la audiencia sobre su plan económico, es posible que suponga el inicio de una remontada.