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Mayo negro en el Saprissa

Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Lunes 02 mayo, 2011




Mayo negro en el Saprissa
San Carlos toca las puertas del cielo, Saprissa, las del infierno
Fiesta en el norte, funeral en el Saprissa; los de allá hicieron un partidazo, los de acá solo fueron el reflejo de una temporada gris, con déficit de talento, sin inspiración, sin “saprihora”, sin poder, sin orgullo y que solo podía terminar de esa forma que impone un remezón en toda la estructura.
La victoria de San Carlos 2-0 sobre los morados, en el llamado reducto del Monstruo, se basó en un excelente primer tiempo que le salió baratísimo a los de Tibás. Cuatro minutos y Alvaro Sánchez cruza un balón desde la derecha que Kenny Cunningham hizo estallar en las redes locales, dejando claro que San Carlos no venía a mendigar.
Casas afincó a Sánchez, Scott, Cunningham y Russell en campo morado y Saprissa perdió la salida; velocidad guiada por la inteligencia de Scott y Sánchez, cambios de juego, profundidad y toque; ellos hicieron pasar malos ratos a Cordero, Wong y compañía; San Carlos estaba para otro gol, pero no lo alcanzó, al menos en esta etapa.
Saprissa estaba ahogado en la salida, con sus líneas divididas; Douglas apenas daba para la contención, no le alcanzaba para auxiliar al “Paté” y al “Caya” Alonso en armar al equipo; no tenían salida por las laterales y David Guzmán y Alejandro Sequeira eran el blanco de las rechiflas de su propia afición.
La complementaria fue diferente. Saprissa encimó, un Sánchez lesionado no sostuvo las salidas de Loaiza, Saprissa corrigió por la izquierda con Badilla, parecía que el partido tomaba el rumbo de clasificación morada que parecía predestinada.
San Carlos perdía las segundas bolas, Centeno estrellaba una pelota en el horizontal y los norteños solo sostenían, aunque el resultado los estaba dejando fuera.
Llegó el 82, falta contra Scott, cobran rápido, filtran para Sánchez y éste saca un remate, que ante el estupor de todo el estadio Saprissa, de propios y extraños, se coló en el marco de Víctor Bolívar…
Después de eso Saprissa aruñó la salvación; pero ni el clásico tiro libre del Paté, al borde del área en la “saprihora” y con repetición incluida pudo salvarlos, porque los Toros habían corneado a Barney.

Luis Rojas
lrojas@larepublica.net






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