Más tributos, solo con justicia
Para una reforma tributaria solidaria, el gobierno deberá empezar dando el ejemplo y además proponiendo un esquema progresivo mediante el cual quien más tiene más pague y se elimine la evasió
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 06 mayo, 2011
Gracias a una publicación de este medio ayer, está bastante claro que si el gobierno quiere una reforma tributaria solidaria, como la ha denominado, deberá empezar dando el ejemplo y además proponiendo un esquema progresivo mediante el cual quien más tiene más pague.
Una síntesis de las ideas, que son claves para los diputados del bloque de oposición, así lo demuestra. Hay gastos que no pueden mantenerse en épocas de crisis económica, cuando se le está por pedir a la población que pague más impuestos. Si la reforma es solidaria el gobierno debe empezar por dar el ejemplo mediante una administración más justa.
Otros asuntos también deberán ser estudiados y revisados como es el caso del superávit de las instituciones del Estado que muestran su incapacidad para ejecutar sus presupuestos. Habrá que definir si es posible o no utilizar algo de estos dineros para otras funciones. Así mismo deberán analizarse las transferencias que el Ejecutivo hace de dinero público.
Si después de cumplir con estos puntos aún se considera necesario aumentar los impuestos, hay dos aspectos que son fundamentales:
1. Los diputados deberán asegurarse de que sean progresivos, es decir, que cuanto mayor sea la ganancia o la renta más elevado será el porcentaje de impuestos por pagar.
2. Deberá haber medidas muy concretas y verificables para eliminar realmente la evasión de impuestos que sufre el país.
Hemos visto casos que demuestran lo contrario, como por ejemplo los impuestos a las casas de lujo. Lo que ocurre con esto no alienta a nadie, desde luego, a aceptar el pago de mayores tributos.
Si no se abordan y toman en cuenta los puntos antes mencionados, está claro que la reforma tributaria no se aprobará y el gobierno tendría entonces que cargar con la responsabilidad de las consecuencias de ese hecho.
Sin duda, un tema que requiere gran seriedad y madurez política para hacer lo que más conviene a Costa Rica, no a intereses particulares.
Se pondrá de manifiesto, con el manejo que se dé a este tema, la capacidad del gobierno para negociar con una oposición que se muestra abierta a hacerlo si se escuchan sus puntos de vista.
Una vez más, no se pueden cerrar los oídos a lo que los costarricenses (representados en el Congreso en este caso) piensan y quieren.