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Manual para delincuentes inexpertos

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 11 enero, 2011




Manual para delincuentes inexpertos

Paul Haggis sorprendió con “Crash”, se reafirmó con “In the valley of Elah” y ahora decepciona con “The next three days”, un thriller con sabor setentero protagonizado por un Russell Crowe que no convence en un papel a priori de muchas caras pero de resultado plano.
“Remake” de la francesa “Pour elle” (con Diane Kruger y Vincent Lindon), “The next three days” cuenta la historia del profesor John Brennan (Crowe), que lucha por demostrar la inocencia de su esposa Lara (Elizabeth Banks), encarcelada por asesinato y a punto de agotar su última apelación.
Un guión correcto (la especialidad de Haggis, guionista de filmes como “Million dollar baby”) no es suficiente para sostener una película que hace aguas por muchos lados pero, especialmente por la falta de profundidad de los personajes protagonistas y por la escasa credibilidad de Crowe.
El australiano se muestra angustiado de la primera a la última escena de la historia, lo que impide el necesario aumento del clímax, elemento esencial de cualquier “thriller” que se precie.
Un profesor universitario que se mete a delincuente con la ayuda de Youtube en un desesperado intento de salvar a su mujer de una acusación que cree falsa, necesita de una transformación compleja y coherente, algo casi inexistente en un filme en el que el realizador aplica una lógica personal a los hechos sin molestarse en explicar el desarrollo.
Y no ayuda mucho las pocas ganas que Crowe pone en su interpretación de un personaje que se adivina atormentado pero que se queda en una mera caricatura sin fondo y sin realismo.
Tampoco se lo cree mucho Banks en su papel de perfecta esposa que clama en prisión por su inocencia.
Aunque en su caso el principal problema es la falta de explotación de un personaje que debe de ser básico y que sin embargo aparece como una mera comparsa del protagonista.
Un problema que lastra una historia que se basa en las dudas acerca de la culpabilidad de la mujer. Ella dice ser inocente; su marido le cree y el sistema judicial estadounidense considera tener pruebas suficientes de lo contrario.
Pero ¿qué pasa con el espectador? Haggis no aporta elementos que permitan a los espectadores debatir internamente sobre esa inocencia o culpabilidad.
Con lo cual el resultado es que la historia apenas interesa.
Apenas se salva la larga secuencia del intento de huida de la condenada y su marido, muy bien rodada y con la tensión que le falta al resto de la película.

Redacción internacional / EFE






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