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Madera concentrada

| Viernes 14 marzo, 2008




Madera concentrada

Deshacerse de gran parte de sus activos y concentrarse en sólo un negocio no es un camino fácil, pero para Grupo Nueva ya no hay vuelta atrás

Daniela Cid
América Economía

“¿Por qué vamos a usar esta silla para sentarnos cuando en realidad debería aparecer en la foto?”, pregunta Enrique Cibié, gerente general corporativo de Masisa, mientras observa el mueble que ganó uno de los concursos de diseño para estudiantes que todos los años organiza la empresa. Claro, quiere mostrar lo que durante los últimos años ha pretendido ser un sello de la empresa: una preocupación por un diseño sofisticado, que se ve también en la decoración de sus oficinas con los mismos tableros de madera que fabrica, o las obras de arte en las paredes de las oficinas de Grupo Nueva, la sociedad que controla el 52,8% de su propiedad.
Cibié conoce bien el espíritu y los cambios experimentados por esta empresa fundada hace 10 años por el ambientalista suizo Stephan Schmidheiny.
Hoy, tras la venta de Amanco al conglomerado mexicano Mexichem en $630 millones en 2007, la renuncia de su presidente, Julio Moura, y la compra del 37% del fabricante brasileño de tableros de madera Tafisa en enero por $70 millones, el conglomerado chileno quiere empezar otra etapa. Y su meta central es ser el líder del mercado brasileño de tableros y aglomerados.
Sí, leyó bien. Líder en Brasil. “Para mí no hay ninguna duda de que éste es uno de los proyectos más importantes que Masisa tiene en su ruta de crecimiento”, asegura el ecuatoriano Roberto Salas, el nuevo presidente de la empresa. Salas cuenta con la total confianza de Grupo Nueva, donde completa una carrera de 15 años que incluyen la presidencia de Amanco, el fabricante de tubos de PVC, el cual transformó en l
a empresa que llegó a reportar más ganancias al Grupo Nueva.
La recibió con ventas por unos $400 millones al año en 2000 y la entregó siete años más tarde con ingresos por cerca de $1.000 millones. Nada de despreciable para un holding cuyas ventas superaban antes de la venta de Amanco los $1.700 millones (2006). Para este año se proyecta que superen los $1.000 millones.
Pero ¿por qué vender la vaca lechera de la compañía?
Por una razón muy simple: era necesario concentrarse en una industria especializada como la arquitectura de interiores y Amanco, por mucho que vendiera tubos de PVC, no encajaba en ese esquema.
“Fue una decisión difícil”, dijo en su momento el brasileño Julio Moura, quien tras siete años a la cabeza de Grupo Nueva
, resolvió abandonar su cargo en diciembre último para dedicarse a “nuevos proyectos profesionales y personales”.
Pero la apuesta al éxito de un solo jugador como Masisa dejó a Grupo Nueva con dinero en los bolsillos para iniciar su nueva etapa. Así lo aseguran Roberto Salas y Enrique Cibié, quienes explican que esta jugada les permitirá asignar más recursos a su negocio central.
“Nosotros optamos por definirnos: somos una empresa para muebles y arquitectura de interiores y eso es lo que hacemos bien”, enfatiza Cibié.
Ahora, todo depende de que el plan de Salas y Cibié para que Masisa y Tafisa se fusionen a través del traspaso de activos prospere. Para ello, ambas empresas se han puesto un plazo de 180 días.
“No va a ser un traspaso con acciones. Va a ser con activos. Pero no hemos determinado los términos en que se hará esta transacción”, precisa Enrique Cibié.
En todo caso, “los bosques y los aserraderos de Masisa en Brasil no participarían de la fusión de activos”, aclara el gerente g
eneral corporativo de la empresa.
A pesar de esta incertidumbre inicial, Cibié está convencido de que los beneficios de la fusión valdrán la pena.
Pero su convencimiento contrasta con el difícil camino que le ha tocado recorrer en los últimos meses, tras el despido de 160 funcionarios de su planta de Cabrero en el sur de Chile y el cierre de una fábrica de tableros OSB en Brasil y otra de madera sólida en Estados Unidos, país hacia donde sus exportaciones han disminuido de 21% a 17% por causa de los efectos de la crisis subprime y la baja demanda por materiales de construcción.
Pero lo más difícil ya está quedando atrás, según analistas como el chileno Raúl Barros, de Alfa Corredores. El experto destaca estas decisiones como señales positivas porque se trata de la “venta de activos que no forman parte de su negocio central para pagar deudas” y destaca especialmente el aumento de sus negocios en Brasil. Porque, de concretarse la fusión entre Masisa y Tafisa, el volumen de producción conjunta de ambas podría alcanzar más de 1,6 millón de metros cúbicos de tableros al año.
“Brasil es un mercado tan estratégico en la región por su tamaño, influencia y dinámica que nosotros tenemos que pelear el liderazgo”, dice Salas.
Pero una gran oportunidad también podría venir acompañada de ciertos imprevistos y así lo deja en claro el analista financiero de FIT Research, Benjamín González. “Masisa ya tuvo problemas de abastecimiento en Brasil a fines de 2006, y considerando la gran demanda por tableros que hay en este país también habrá que tener cuidado con mantener altos volúmenes de producción”.






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