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Lucha por divisas se aplaza

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 13 noviembre, 2010




Lucha por divisas se aplaza
G20 retrasa hasta el 2011 la dura pelea contra los desequilibrios mundiales

Los líderes del G20 se comprometieron el viernes en Seúl a evitar las devaluaciones competitivas y a trabajar para reducir los desequilibrios mundiales, pero aplazaron hasta el 2011 la tarea de identificar las distorsiones que aporta cada país.
Con este compromiso, los líderes de las mayores economías del mundo cerraron una cumbre complicada, la primera en la que no existe la amenaza de una recesión mundial ni, por tanto, la urgencia de tomar decisiones obligadas.
“Esta es la primera cumbre de la segunda fase del G20”, explicó el viernes al respecto el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.
“En las primeras cumbres, había que tomar decisiones obligadas para afrontar la crisis, pero ahora se apela a la voluntariedad de los países, a la cooperación, y eso es mucho más difícil”.
El G20, en este semestre bajo la presidencia de Corea del Sur, se marcó como objetivo aprobar un paquete de medidas que permitan reducir las distorsiones que existen en la economía mundial, y que están originadas en las diferencias en cómo producen y gastan los países ricos y los emergentes.
En la Declaración final, el G20 deja claro que el principal problema es el desequilibrio en la balanza por cuenta corriente, con países como China, que ayudada por su moneda devaluada produce y exporta mucho más de lo que consume e invierte, frente a países como EE.UU., que consume mucho y exporta poco.
La elaboración de la Declaración final, que ha obligado a realizar sesiones maratonianas, deja en evidencia las tensiones que existen entre los dos bloques, que en los últimos días se han lanzado duras acusaciones cruzadas.
Finalmente, la solución de consenso para la cumbre de Seúl ha sido hacer un llamamiento para que los países “se abstengan” de devaluar sus monedas para ganar competitividad, pero nada se dice de los que frenan la revalorización de su divisa, como China, pese a que una versión anterior del comunicado sí la incluía.
En su lucha por los desequilibrios externos, el G20 ha encargado a los bancos centrales y los ministerios de Finanzas elaborar unos indicadores que permitan averiguar si un país, sea rico o pobre, está contribuyendo a estas distorsiones.
No obstante, el G20 establece que estas “guías indicativas” no estarán elaboradas hasta la próxima cumbre de 2011, por lo que se convierte en una de las tareas ya pendientes del nuevo presidente del grupo, Francia.
Inicialmente, EE.UU. quería imponer un límite del 4% para los superávit o déficit por cuenta corriente, pero fue rechazado de inmediato.
Según explico Strauss-Kahn, era un planteamiento que podría considerarse demasiado “simplista”, pues hay países que deben de estar en el lado del superávit sin que eso suponga una distorsión, como los exportadores de crudo, y otros que deben de estar en el lado del déficit sin que eso adquiera gravedad, como ocurre con los países que registran fuertes crecimientos.En cualquier caso, la medición de estos indicadores y la adopción de medidas que los corrijan podría demorarse otros seis meses. Será tarea del Fondo Monetario Internacional (FMI) medir el comportamiento de estos indicadores.

En su declaración, los mandatarios muestran su apoyo a un FMI “modernizado” que refleje los cambios que han tenido lugar en la economía mundial con “una mayor representación” de las economías emergentes y naciones en desarrollo, en línea con la reforma aprobada la semana pasada por el Consejo Ejecutivo del organismo.
También han alcanzado un acuerdo sobre los elementos fundamentales del nuevo marco de regulación financiera, incluyendo el capital bancario, los estándares de liquidez y otras medidas para hacer un sistema financiero “más robusto”.
Además, se comprometen a trabajar para alcanzar una conclusión exitosa y equilibrada de la Ronda de Desarrollo de Doha, al tiempo que presentan un plan de acción de Desarrollo dirigido especialmente a los países de baja renta para avanzar hacia el reequilibrio mundial.
Los líderes de los 20 países ricos y emergentes se comprometen “a poner el empleo en el centro de la recuperación”, además de “proveer protección social y un trabajo digno”, y asegurar “un crecimiento acelerado en los países de baja renta”.

Seúl
EFE







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