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Los verdaderos héroes costarricenses

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 16 marzo, 2011



Los verdaderos héroes costarricenses


Tomando en cuenta la extensa preparación universitaria que ostentan, los salarios modestos que reciben, la situación de los niños que llegan a sus aulas, y las condiciones en que muchos trabajan, los docentes de primaria y secundaria son héroes. A ellos se les encomiendan los niños y las niñas para prepararlos para su vida en la sociedad; la responsabilidad es grande e infrecuentemente se les reconoce su aporte.
En la época moderna los docentes enfrentan el reto de tener que enseñar a quienes han sido criados por la televisión. Se estima que un niño o niña costarricense, sin importar su nivel socioeconómico, ha visto en promedio entre cuatro y cinco mil horas de programación televisada antes de entrar al primer grado. Es posible que se pueda aprender a través de la televisión, pero es un proceso pasivo; no requiere ningún esfuerzo de parte del vidente.
Además de la pasividad, tienen los docentes que superar el sedentarismo que provoca cansancio en los educandos. Muchos padres de familia no permiten a sus niños salir a jugar en la calle por el miedo que tienen de los maleantes y del tráfico automovilístico; muchos, especialmente de los centros urbanos, no tienen la costumbre de jugar deportes informales, de explorar y de correr libres.
Los docentes tienen el gran reto de cambiar radicalmente el comportamiento de los niños a su cargo para que por algunas horas proactivamente y energéticamente exploren el mundo de la ciencia, la historia, los idiomas extranjeros y la matemática. Tienen estos docentes que estimular y formar el pensamiento, que derribar las barreras mentales a la creatividad artística y literaria, crear un interés en los libros, en las ideas y sobre todo abrirles un agujero que les permita entender la sociedad en que viven y las oportunidades que ofrece.
Es mi opinión que los maestros y profesores tienen una responsabilidad más importante y enfrentan retos más difíciles que cualquier ejecutivo de empresa, director administrativo de una institución pública o magistrado, policía, sacerdote o pastor. En manos del docente está el futuro del país.
Algunos dirán que por más bueno que sea el docente, el hogar de donde proviene el niño o niña es más importante; no hay duda que el mundo ideal es uno donde los padres de familia trabajen mano a mano con los docentes. El educando que viene de un hogar donde se come bien, donde hay libros y periódicos, donde se controla el uso de la televisión y del x box, donde hay oportunidad para que los niños y niñas jueguen afuera y donde se habla de temas más allá de las telenovelas y de los deportes que se ven en la pantallita de la sala, tiene más probabilidad de progresar que los demás. Pero ¡estos son una pequeña minoría!
Me di cuenta de la marcha el pasado jueves donde también participaron los sindicatos de los educadores. Hasta el punto que están pidiendo mejoras en sus salarios, los apoyo; sinceramente las merecen. Cuando se oponen a dar 200 días de clases, a tomar sus días libres de forma desconcentrada como ahora se propone, o cuando abandonan sus aulas y sus responsabilidades como docentes para apoyar algún tema político que no tiene nada que ver con la educación, entonces no los puedo apoyar.
Pero aun cuando se equivocan, son héroes y heroínas y merecedores de la admiración de todos nosotros.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com


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