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Los que no pagan el salario mínimo

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 08 septiembre, 2010



Los que no pagan el salario mínimo


¿Quiénes serían los patronos que no pagan el salario mínimo a sus trabajadores? Sabemos que no pueden ser personas con una consciencia social, pero hay que preguntar ¿cómo es que evitan ser acusados? ¿En cuál rama de la economía tienen sus empresas?
Entre los patronos que conozco, un tema que inevitablemente surge en las conversaciones formales e informales es la dificultad de encontrar, contratar y retener trabajadores empeñados, capaces e interesados en los productos y servicios que producen; lo que se llama en la literatura ahora “el trabajador comprometido.”
Estos patronos sin escrúpulos que no pagan el salario mínimo, ¿a dónde es que encuentran las personas dispuestas a recibir menos de lo estipulado por la ley? ¿Qué defecto tendrían estas que les obliga a tomar un puesto que no va a cubrir las necesidades básicas de sus familias?
La actual ministra de Trabajo, Sandra Piszk, ha establecido como prioridad de su gestión lograr que todo trabajador en el país reciba el mínimo establecido por la ley. Ella estima que 300 mil de los que forman parte de la población económica activa no reciben el mínimo. Si esa cifra es correcta, tres de cada diez trabajadores son maltratados por sus patronos que violan la ley, aparentemente hasta ahora, con impunidad.
Es probable que una mayoría importante de estas personas mal pagadas sean extranjeras ilegales en el territorio nacional. No tienen cédula para presentar al que los contrata; por ende, se ven obligadas a aceptar lo que se les ofrece, aunque sea una paga de “hambre.”
Es probable que muchos de los patronos sean agricultores o empresarios de la construcción. Si la ministra Piszk los presiona, como ahora promete hacerlo, van a gritar a los cielos que no pueden pagar el mínimo y a la vez mantenerse competitivos. Argumentarán que las medidas para proteger al menos amparado crearán “más pobreza por el crecimiento del desempleo.”
También es probable que una tajada importante de estos trabajadores sin pago adecuado se haya encontrado con la necesidad de pasar al sector informal para conseguir empleo. Estos patronos no van a decir nada si el Ministerio los comienza a buscar, porque se sienten seguros de que no los encontrarán. Es posible que algunos de los patronos sean extranjeros como sus empleados, pero que han regularizado su situación en el país. Algunos fabrican artículos usando un sistema de destajo que permite que el trabajador labore en su casa y que vaya entregando su producción una o dos veces a la semana.
Lo que menos se encontrará, entre los que no reciben la remuneración establecida por ley, son costarricenses. Estos en su mayoría conocen sus derechos, aunque hay más de una propietaria de restaurante que ha sabido confundir, mezclando el salario y las propinas en una canasta donde no está claro cuál es cuál.
La gran mayoría de los empresarios del país ya pagan los salarios mínimos y, sin duda, apoyarán la iniciativa de la ministra Piszk de aliviar la pobreza y promover justicia entre los que trabajan por una miseria.
Los que argumentan que van a quebrar si se les obliga a pagar el salario mínimo posiblemente deberían cerrar su negocio; que busquen una actividad donde no abusen de los trabajadores.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

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