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COLUMNISTAS


Los "no" duros

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 07 noviembre, 2007


Del movimiento del “no” en el referéndum del 7 de octubre próximo pasado, un 57% manifiesta que la Asamblea Legislativa debería votar la agenda de implementación que forma parte del TLC de inmediato y sin titubeos. Un 26% de quienes apoyaron el “no” manifiesta que más bien los diputados de la oposición deberían bloquear estas leyes como una forma de impedir el TLC. Este es uno de los resultados de la Encuesta Nacional de Opinión Pública que la CID/Gallup divulgó la semana pasada en este medio y a través de Repretel.

Entre los ciudadanos que reportan formar parte del Partido de Acción Ciudadana (PAC), un 54% considera que la Asamblea Legislativa debería aprobar la agenda de implementación, y un 34% lo contrario. A nivel nacional es un 16% que se mantiene en una postura de un “no” duro frente a la agenda de implementación. Esto se convierte en un poco más de 315 mil personas, frente a 1,45 millones que ahora quieren que la Asamblea aprueba la serie de leyes que deberían estar listas el 29 de febrero, para que el TLC se implemente.

Estas cifras demuestran que la “división” del pueblo alrededor del tema que existía antes del referéndum ya no tiene las mismas dimensiones. La mayoría de los que votaron “no” ya aceptan la derrota y quieren seguir adelante; ahora es 80% “sÍ” y 20% “no.” Los diputados de la Asamblea Legislativa, que tienen en sus manos la legislación de marras, tendrán que decidir con su potestad soberana si continúan con el proceso de la aprobación de las leyes o no; los que están a favor tienen el apoyo de la mayoría del pueblo.

Para los políticos que abrazaron el “no” por las razones que fueran (por preocupación real por el futuro del país, por oportunismo o por un poco de ambas razones), sería bueno que tomaran el tiempo para analizar sus propias metas —personales, nacionales o las dos— y decidieran si una permanencia de índole dura en el “no” sirve como una plataforma para ganar una elección nacional en el futuro. Se les preguntó a los costarricenses “si el Movimiento del ‘no’ se convierte en un partido político ¿lo apoyaría?” y un 20% manifiesta que sí lo haría. Un 51% que actualmente forma parte del PAC reporta que pasaría al nuevo partido del “no”.

Allí está el dilema para algunos de los líderes. Si el PAC se convierte en el partido del “no,” ¿sería la misma agrupación que se presentó en las elecciones de 2006 prometiendo limpieza y eficiencia en el gobierno? ¿Podría mantener la base tan fuerte que tuvo en 2006, si se transforma en el “no”? Por el otro lado, si los del “no” lanzan un partido nuevo, llevarán la mitad de los que actualmente pertenecen al PAC a sus filas; habrá una división en el movimiento que actualmente tiene 315 mil seguidores.

Para los líderes de otras agrupaciones políticas, que pasaron temporalmente a las filas del “no,” este es el momento idóneo para regresar a su partido de origen, para seguir militando desde adentro. Se entiende que las dos agrupaciones –el “sí” y el “no”— fueron ecuménicas, pero este no será el caso si se forma un partido nuevo o si el PAC sigue por un nuevo rumbo en el futuro.

No se puede minimizar la importancia de 315 mil personas, pero con unas acciones equívocas del grupo duro del “no”, podría diezmarse el movimiento muy rápidamente.

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