¡Los bombarderos disparan!

Los Yanquis abrieron la billetera y sueltan dólares en todas direcciones

Se quedaron fuera de los “playoffs” la temporada anterior y no les hizo mucha gracia.
La pura verdad que una Serie Mundial sin los Yanquis de Nueva York, sabe a espagueti sin parmesano y hace rato que los Mulos no acuden a la cita.
Mirar a sus tradicionales rivales, los Medias Rojas de Boston triunfar en el Clásico de Otoño la campaña pasada, le provocó problemas digestivos a uno de los propietarios de la franquicia Hall Steinbrenner, menos tacaño que su hermano mayor, Hank, de manera que el heredero de “El jefe” giró órdenes al gerente del club

Los 37 años que Carlos Beltrán cumplirá en abril, no fueron obstáculo para que los Mulos le aflojaran $45 millones por tres campañas. Internet/La Repúbli ca

Brian Cashman, de que sacara la chequera de la gaveta y empezara a disparar billetes verdes a la caza “de lo que hiciera falta”.
Perdieron a Robinson Canó, el mejor beisbolista “libra por libra” del planeta, a quien correctamente no le quisieron pagar su capricho de 10 temporadas por $260 millones, obligando al segunda base dominicano a buscar “otros majes” que cancelaran su deseo, encontrándolo en la hermosa ciudad de Seattle, donde le aflojaron al treintañero $240 millones por el decenio, no importa que los termine jugando en muletas.
La partida de Canó dejó millones de dólares en la tesorería de los Mulos para seguir la cacería, que se inició con la firma de un receptor de renombre, posición vital en cualquier novena de béisbol, huérfana en los neoyorquinos desde que se retiró Jorge Posada.
Así los Yanquis ficharon a Brian McCann, ex-receptor de los Bravos de Atlanta, por cinco temporadas y $85 millones, primer desembolso fuerte en el Bronx, seguido de inmediato por un “bombazo” que estremeció las sedes en Boston y Nueva York: Jacobo Ellsbury, jardinero central de los monarcas mundiales, se cambió de pastos y viajó a las tiendas del archirrival, tentado por una oferta sabrosa y riquísima: $153 millones por siete campañas.
Así, Jacobo, un estafador de bases imposible de atrapar, será el primer bate en la nómina de Joe Girardi, seguido por Derek Jeter, el hijo pródigo que retorna a ver cómo le va, luego de la desgraciada temporada anterior donde una fractura de tobillo lo sacó de escena.
El tercero al orden de la formación todavía está reservado a Alex Rodríguez, mientras se aclaran los nublados del día en los estrados judiciales. Si condenan a A-Rod, más dinero quedará disponible en las arcas de los rayados para moverlos en el transcurso de la campaña.
Con solo dos lanzadores de peso y uno de ellos bien “pesado”, C.C. Sabathia e Iván Nova, retirado Andy Pettitte y liberado Phil Hughes quien firmó con los Mellizos, urgía retener a quien fuera el mejor lanzador yanqui en la primera mitad de la temporada anterior, el nipón Hiroki Kuroda.
A finales de la semana anterior lo atraparon con $16 millones por un año; ahora con Sabathia, Nova y Kuroda, falta ver si podrá reaparecer después de sus lesiones el dominicano Michael Pineda, pero también sobra dinero para ir por Matt Garza o Ubaldo Jiménez dos agentes libres a la orden.
El último “grand slam” de los Yanquis fue la firma de Carlos Beltrán, el pasado sábado, a quien le ofrecieron a pesar de sus 37 primaveras, tres años de contrato y $45 millones, un bateador de poder que llegó a la Serie Mundial con los Cardenales de San Luis y que probablemente será el designado en el roster de Girardi, aunque también puede alternar el jardín derecho con Ichiro Susuki.
Si sumamos, el hijo de “El jefe” ya gastó $300 millones en fichajes, antes de que se inicien hoy lunes en el Hotel Hilton Anatole en Dallas las famosas y tradicionales reuniones de invierno entre los gerentes de todos los equipos de las Grandes Ligas, donde se reactiva en este caso “el mercado de beisbolistas” muy activo en los días previos a este cónclave.

Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net